Al comienzo de la entrevista, Guillermo Korn se refirió a la editorial pública y expresó: “Es un desafío, pero un desafío más que interesante. Al mismo tiempo con muchas tensiones con que dejar, que no, que contestar cuando alguien te pregunta '¿Cómo puedo publicar?', como pensar un catálogo. A veces el carácter de lo público se imagina un espacio que todo puede entrar y no, un catálogo tiene límites para poder ser un catálogo sino sería un acumule de cosas”.
“Al ser una editorial pública tenes otra responsabilidad también porque esa subjetividad sobre que publicar y que no tiene que tener un fundamento de un carácter más democrático. El pensar un concurso de novela nos permitió sumar un género que la editorial no tenía y como resolver cuando hay infinidad de novelistas que podrían publicar”, continuó. “La editorial ha cumplido hace poco cinco años y contábamos que hay 369 autores que publicaron en este tiempo”, agregó.
Por otra parte, habló del Premio Hebe Uhart e indicó: “Los jurados fueron Osvaldo Baigorria, Carla Maliandi y Leo Oyola. Son autores que no tienen necesariamente una coincidencia en sus estilos y esa heterogeneidad nos parecía buena porque es como habilitante a que escriba gente que no se identifica solamente con un estilo. Cuando uno piensa un jurado trata de pensar que puedan tener un dialogo y llegar a un acuerdo, pero que a su vez que no estén pensando en un mismo tipo de narrativa”.
Asimismo, el docente y sociólogo destacó las dos menciones del premio, dadas a Enrique Antonio Rivas y a Lautaro Ortiz. “Hay que decir además que, a diferencia a lo que pasaba hace algunos años, hay una restricción en la cantidad de concursos literarios que hay hoy día. Tiene que ver con un clima de época en parte y tiene que ver con una materialidad de la cuestión, el Estado nacional ha quitado concursos y posibilidades, el Estado provincial lo mantiene”, cerró.
En tanto que, Manuel Crespo, ganador precisamente del Premio Hebe Uhart con su novela En el cielo un hombre, manifestó: “Es una novela del género fantástico plenamente. Es más, yo no había escrito de esa manera y la escribí con ese desafío de que alguna manera jugara con las reglas del género pero se reconociera dentro del mismo (…). Empieza con un intento de suicidio, un hombre que se lanza al vacío desde un edificio muy alto y en vez de impactar contra el suelo queda detenido en el aire. Toda la novela de alguna manera trata de dar una explicación a ese hecho, y la historia es como el mundo empieza a convivir con ese hecho fantástico durante meses, años, siglos”.
Mientras que al ser consultado sobre el ejercicio de escribir, respondió: “Hay que robarle horas un poco a todo y a todos. A mí familia, al trabajo, al propio tiempo libre que tal vez me hubiera gustado dedicar a cosas más gratificantes en lo inmediato. Se hace como se puede, justo el último tiempo en Chacabuco tuve la posibilidad de tener un tiempo post trabajo y me iba a una confitería de pueblo para poder escribir”.
“El proyecto de Ediciones Bonaerenses es interesantísimo. Yo ya había publicado pero este premio tiene mucha visibilidad y me ha sorprendido en estas semanas. Estos libros se editan y se pueden conseguir, pero también se pueden descargar de manera online y abren una posibilidad de acceso que está buenísima. Me da mucha expectativa también con el libro, saber que se la puedo alcanzar a alguien así”, concluyó el escritor.