En ese sentido, remarcó que “el revisionismo en sí o el negacionismo es una suerte de constante” en esa corriente política, lo que la hizo llegar a la conclusión de que “detrás del negacionismo climático hay una visión ultra neoliberal”.
Para explicar su libro, lo dividió en dos aristas: en primer lugar “la crisis climática y la disputa por la transición energética a nivel global”, y segundo la “preocupante expansión” de las extremas derechas a nivel mundial, sobre las cuales considera que se creó una especie de “nuevo paradigma”.
Para ejemplificar, citó los casos de Donald Trump en Estados Unidos -quien “se dedicó a destruir todo el entramado en protección ambiental”- y Javier Milei en Argentina -quien “ha desmantelado todos los organismos públicos y destruido aquellas políticas que tienen que ver con la protección ambiental”-.
Por último, explicó que “estamos en un escenario de puja interimperial de alta inestabilidad”, en el cual China “está asegurando una transición energética” y “efectivamente está avanzando, a diferencia de Europa y ni que hablar EE. UU.”.
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