En ese marco, opinó que eso “implica una discusión de cómo evitar desde el Estado que ese tipo de explotación se produzca”, y que eso se logra “cambiando las relaciones de producción y no pidiendo un aumento”; por lo que concluyó: “Sólo podemos mejorar el discurso si aumentamos el contenido”.
También reflexionó que “se ha ido estrechando el nivel de la discusión política alrededor de gente que hace política”, lo que deriva en un esquema que “está ignorando los problemas que pasan por la cabeza de un tambero pequeño, o de un plomero que no entiende cómo difundir su actividad”.
Sobre este último ejemplo, enfatizó en que “hay que encontrar la manera de cambiar la vinculación en el sistema social de esa gente con aquellos que demandan sus servicios o productos para mejorar la apropiación de valor agregado”.
Por último, analizó: “A veces, algunos funcionarios llegan a pensar que admitirlos como buenos significa poner en cuestionamiento su propio rol histórico, y no es tiempo de asignar responsabilidades de esa naturaleza, es tiempo de resolver los problemas”.
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