En diálogo con Hijos de 30 mil por la FM 97Une, señaló que "en el libro trato de distinguir dos cosas: una es la tendencia de todos nosotros a negar y naturalizar las realidades catastróficas para nuestra vida. Esto sí es masivo y lo tenemos que combatir en cada uno de nosotros. Ahora, por otro lado, está esa actitud de boicot de las medidas de cuidado, de negación de la existencia del virus y de salir a quemar barbijos en la plaza. Esta es una actitud muy minoritaria, pero es una minoría muy intensa, por eso se la ve mucho. Porque está en la calle y los medios la muestran todo el día y porque se la pasa gritando en las redes sociales. Pero cuando analizás los estudios de opinión, ves que no representa más de un 10 por ciento de la población".
Para el investigador, "el gobierno fue muy firme en la implementación de medidas de cuidado en los primeros meses. Recordemos que el presidente tenía un 82 por ciento de aprobación, y cierto deterioro de su figura tuvo que ver con un deterioro de la firmeza, con dar lugar a voces, actitudes y decisiones que fueron dejando de lado el cuidado de la salud en función de estos reclamos que se postulaban como lo que la sociedad le pedía al gobierno. Tengo muchas dudas de que haya sido efectivamente así. Más allá de eso, el libro analiza todo ese recorrido, y también algunos errores de gestión que fueron colaborando en la creación de un clima más crítico. Analizar qué pasó en el plano de lo político, que pasó en el plano de nuestras emociones, la discusión ética con respecto en qué tipo de comunidad queremos vivir y cómo estructurar en el tiempo medidas que sean viables social y políticamente, y que permitan al mismo tiempo minimizar el sufrimiento que implica esta pandemia, por lo menos, hasta tanto se pueda superar con la inmunización genera el proceso de vacunación".
El autor de 'Pandemia' se refirió también al comportamiento de sociedad en el marco de la pandemia: "las mayores protestas en defensa de la libertad y de las condiciones fueron de los sectores más acomodados. Esto es un dato interesante a tomar en cuenta, porque los que más sufrieron la pandemia son los sectores populares, pero sin embargo, son los que más acompañaron las medidas de cuidado, pese a sufrir de modo muy profundo sus consecuencias".
"Aprendizajes hay siempre. El problema es que hay aprendizajes positivos y aprendizajes negativos. Lo que hicimos en el pasado condiciona y determina lo que podemos hacer en el presente, y ése es el objetivo central del libro. El libro es triste porque muestra lo que hicimos en la sociedad argentina en el 2020. Fue de mejor a peor, fue de mayor a menor. No pudimos aumentar la posibilidad de construir una respuesta comunitaria ante la propagación del virus, sino que hubo una primera respuesta muy solidaria, muy cooperativa, que ponía la salud y la vida de las personas por encima de otros intereses y luego eso se fue degradando y terminó primando el 'que se muera el que se tenga que morir' y 'hay que convivir con el virus porque es inevitable el contagio'. Es una expectativa muy de mínima cuando otras sociedades, o lo que se planteaban al inicio, era justamente poder tener bajo control la situación", indicó el sociólogo.
Por último, Daniel Feierstein, señaló que "hay que ser capaces de aprovechar ciertos aprendizajes para priorizar la construcción de lazos solidarios, para priorizar una sociedad más justa. O si el aprendizaje es que ante una catástrofe cada uno se las arregla como puede, y eso también es un aprendizaje, pero es un aprendizaje terrible para la próxima crisis que tengamos o la próxima catástrofe. Yo diría que sí la historia cerraba hace quince días o un mes, el aprendizaje era triste, porque era mucho más un aprendizaje del egoísmo, de la parálisis y la inevitabilidad, que un aprendizaje de una respuesta colectiva y solidaria. Pero como la historia no terminó, quizás todavía estamos en condiciones de darla vuelta y que sea un aprendizaje más positivo".