Al comienzo del programa El Holograma y La Anchoa por Radio Provincia AM1270, el docente señaló: “El cine de autor de animación es el cine de autor más extremo porque todo sale de la cabeza del artista, todo el universo sale de su cerebro. El guion, el diseño, el tono, el lenguaje cinematográfico, todo sale del artista. Una vez en un festival un tipo me discutía que el cine de animación no es cine y yo le respondí que es la forma más pura de cine que existe porque el creador tiene que pensar cada toma y cómo enganchar cada toma con la siguiente, tiene que pensar el relato. Todo está minuciosamente pensado de antemano”.
Cabe destacar que Fernando Martín Peña presentó recientemente su libro Sueños, el cual compila los sueños que fue anotando en su muro de Facebook entre 2011 y 2018. Al respecto, indicó: “Sueño cosas de la realidad pero dislocadas, dislocadas en el sentido de que tienen como las perspectivas racionales atravesadas o locas. No todo, porque hay sueños que siguen una lógica. Hay uno por ejemplo que yo recibo una gente que me viene a ver a casa y me dicen que tardaron en llegar como dos horas, a lo que yo digo que si hubieran venido por la puerta de atrás hubieran tardado diez minutos. Yo recuerdo cuando lo vuelvo a leer como era que del lado de atrás daba a Villa Crespo pero de adelante yo estaba en Villa Madero, había una lógica que permitía eso. Son cosas que no pueden ser y que es lo que más se parecen a ciertas animaciones que juegan con esa forma de la dislocación”.
“Yo no tengo nada artístico en la cabeza, creo que la racionalidad se forma con lecturas. Mi formación es el cine fundamentalmente y he llegado a todas las otras formas de la cultura que me fascinan a través del cine. Yo veo la película de Laurence Olivier y me leo Ricardo III, siempre mi educación ha sido por ese lado. ¿Qué tan racional me ha vuelto eso? Yo no lo sé”, contó. “Si me ha pasado con los años de ver, incluso en mis padres, algunas rigideces que yo quiero evitar. Por ejemplo el antiperonismo que en toda mi familia está cristalizado. Entonces yo lo que quisiera es no morirme por demasiadas cosas cristalizadas así, poder horadar, romperlo, cuestionarlo y verlo de otra forma”, agregó.
Por otra parte, el también historiador de cine expresó: “Hay un montón de sueños que no pude transcribir porque siento que al escribirlo ya estoy demasiado despierto y no lo termino de recordar como tiene que ser. Algo de esa lógica no la podes pescar, ya no la podes agarrar (…). A veces los sueños tienen palabras, a veces no. Hay palabras sobre todo cuando sueño con gente querida que murió. Es muy grato porque por un ratito tenes la oportunidad de verlos otra vez e interactuar con ellos. He soñado olores incluso, sueño con sensaciones de gusto y olfato”.
En tanto que precisó: “Lo único que descubrí que es clave es escribir lo más posible aunque no se entienda nada. Te despertaste y todo lo que se pueda escribilo ahí, de última si te falta algo, eso que escribiste te permite tirar de la piola y recuperar lo que sea que te falte. Hay cosas que no se pueden recuperar y bueno yo siempre pongo 'Lo que falta no me acuerdo'”. Mientras que añadió. “No sé si los sueños son un sin sentido y si son otro sentido raro que no entendemos. El psicoanálisis trata de darle sentido, pero yo que sé. Una vez Quino me dice 'A vos que te gusta el cine. ¿Te parece que nosotros soñamos como soñamos porque existe el cine? ¿Cómo soñarían antes de que el cine existiera?'. Es cierto que hay algo de lo cinematográfico que está muy emparentado”.