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MAPEAN SECTORES FUNDAMENTALISTAS Y CONSERVADORES DE LA REGIÓN
HIJOS DE 30 MIL

MAPEAN SECTORES FUNDAMENTALISTAS Y CONSERVADORES DE LA REGIÓN

Por ESTEFANELL / 6 de June, 2021
El objetivo del informe, elaborado por el equipo de incidencia política de la asociación Fusa busca una mejor comprensión de las nuevas derechas en el país.


Al cumplirse seis años de la primera marcha de Ni Una Menos, Victoria Pedrido, comunicóloga, docente de la carrera de Comunicación Social de la UBA, activista por los derechos sexuales y reproductivos e integrante de Akahatá, equipo de trabajo en sexualidades y géneros, conversó con Hijos de 30 Mil y expresó que "parte de las reivindicaciones se mantienen, siguen siendo un poco las mismas en términos de frenar la violencia, de denunciar. Pero no es denunciar solamente en el sentido de la denuncia concretamente o recurrir a la denuncia penal, sino visibilizarla y volver a cuestionar esos lugares comunes en relación a lo que son los comportamientos patriarcales machistas violentos y la ampliación de derechos que sigue siendo parte de nuestra lucha".

Al referirse a la Cartografía Argumentativa de los Sectores Fundamentalistas y Conservadores de la Región, Victoria Pedrido, sostuvo que "hay que mantener y sostener lo logrado, pero por sobre todas las cosas, revisar cómo está este campo. Ahí entra un poco el tema de las cartografías y de este trabajo específicamente. Hay que mapear esas personalidades que no son nuevas, porque eso que se piensa como nuevas derechas, lejos están de serlo, sino que hay un reciclamiento o reorientación en su capacidad discursiva o en su capacidad de vitalización".

Para Pedrido, quien además es responsable del área de Relaciones Institucionales y Cooperación Internacional de la Dirección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, "una de las diferencias que más se nota es que esas derechas estuvieron, de alguna manera, impugnadas por la población. Hemos visto, a partir de la recuperación de la democracia y más aún con la llegada del gobierno de Néstor Kirchner, una reivindicación de los derechos humanos en donde todo lo que tuviera que ver con el genocidio, las dictaduras, la tortura y la desaparición, ha sido denostado, juzgado y visibilizado. Sin embargo, lo que vemos en esas derechas es como un resurgimiento de un autoritarismo social, como de un nuevo orden anti sistema y una contraofensiva que justamente es la reacción a un movimiento que pretendió y sigue pretendiendo desestabilizar sus gramáticas de odio, de control social y de impugnación a los derechos, las luchas feministas y otros movimientos sociales. Lo que sí es nuevo, es que tienen otra visibilización, como si fuera de cierta rebeldía a oponerse a lo que ellos consideran un canon o un status quo, y ponen todos esos logros en materia de derechos humanos como el establishment que hay que combatir. Se manifiesta en una virulencia que se ramifica en conversaciones públicas y en donde las redes sociales son un terreno sumamente fértil y nutritivo para esto y que se asienta en el desapego general por valores democráticos, por las instituciones, por la dirigencia política que hilvana creencias racistas, convicciones que entienden el castigo por dentro y por fuera del sistema jurídico como la única solución a conflictos sociales".

Consultada acerca del arraigo de estas ideas conservadoras dentro del campo nacional y popular, Victoria manifestó que "mi opinión personal y que excede a los alcances de la cartografía, es que, por un lado, pienso que el campo popular no intrínsecamente tiene que ser contrahegemónico. O sea, no por sí mismo se inscribe en un lugar que combata a esto. Pero, por otro lado, hay estrategias por parte de estos sectores y sobre todo en los que tienen más pregnancia en las acciones territoriales, en donde sí es probable que tengan más penetración. Estamos hablando de las juventudes, por ejemplo, el Frente Joven que no solamente está en Argentina, sino que también está en Paraguay, Ecuador y Perú, que tienen mucho trabajo territorial en los sectores más empobrecidos".

"Lo que quieren los sectores de derecha es volver a un orden civilizatorio anterior donde a cada uno le corresponde un lugar. Donde a los pobres le corresponde el lugar de pobres, y por eso tienen que merecerse una ayuda que es igual a caridad y al resto les corresponden las cosas que se pueden financiar y pagarse desde su bolsillo. Es un discurso muy tramposo".

Sobre el auge de las derechas, Pedrido afirmó que "tienen una cuestión cíclica. Resurgen cada tanto tiempo. Hay como una reaparición. Hay como una viralización de estos grupos al calor de nuevas vías de comunicación que hace veinte años atrás no estaban presentes y que son las redes sociales. Permiten un 'agite' y facilitan estas cuestiones. En Argentina esto empieza a verse mucho más a partir del primer debate sobre el aborto. Empiezan con más virulencia a partir de 2018, me refiero en su organización".

"Lo que veo es que a medida que se avanza en un gran movimiento en pos de derechos, y en esto la marea verde no es poco, como apropiación de los espacios públicos, de la plaza y de la manifestación, del piberío en la calle reclamando por sus derechos, tienen la contraofensiva del otro lado que está reaccionando a la potencia de la lucha, del logro, del activismo, de la militancia y de conseguir sus derechos; a la potencia de la política", explicó la comunicadora.

Por último y en relación a las polémicas declaraciones del gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, acerca de la posibilidad de que pastores evangélicos acompañaran casos de violencia hacia las mujeres, de abuso sexual e intento de suicidio, entre otros, y que causaron reacción entre psicólogos, trabajadores sociales y profesionales de la salud mental, la profesora Pedrido opinó que "no me extraña que sean los sectores evangélicos o de alguna manera en clave religiosa, los que están penetrando y permeando las políticas públicas o aquellas iniciativas y estrategias que accionan y que en realidad son responsabilidad del Estado. La responsabilidad de garantizar condiciones para frenar la violencia, prevenirla y sancionarla es de las políticas públicas y esas políticas tienen que provenir del Estado y no de los grupos evangélicos ni de la Iglesia, más allá de que nadie cercena las capacidades de cooperación o las posibilidades que tienen las diferentes actoralidades de poder participar. Lo que no pueden de ninguna manera es reemplazar al Estado. Y es muy peligroso que sean los sectores evangélicos o religiosos quienes tomen la iniciativa o quienes tengan la responsabilidad de esto, porque permean su ideario respecto a lo que significa la violencia, lo que significan las cuestiones de pareja, delinean los perfiles de género y lo que es normal y lo que no lo es. Tenemos una larga tradición en eso y es muy grave: la iglesia penetrando en diferentes lugares para ocuparse de temas de los cuales es el Estado quien debe ocuparse".