Nicolás Colombo, autor del libro “Misterios de la ciudad de La Plata”, habló con “El Frasco” sobre los mitos que siempre existieron en torno a la capital provincial.
Dijo que “en 1982, en la fundación de La Ciudad, ya se hablaba de una maldición”. De hecho, “a Dardo Rocha se le murieron dos hijos, decían que era una bruja que le había echado una maldición que le afectó a él, a la ciudad y a los gobernadores”, en el sentido de que ninguno logró ser presidente hasta ahora.
En ese marco, mencionó la historia del “hombre lobo, que empezó en Brandsen en la década del 80, estuvo en Ensenada, en Tolosa y varios lugares de La Plata, de pronto atacaba a alguien y luego no estaba más, la policía nunca lo pudo agarrar”.
Esa historia del hombre lobo trascendió en 1983: “a veces atacaba a alguien que estaba esperando un micro. Un hombre de Tolosa dijo que mató y comió a todos sus canarios. Hubo varias personas que lo vieron en los techos”.
Otra de las historias sobre las que habló Colombo, es la de “las monjitas de Berisso”. Remarcó que “la descarté porque al parecer fue invento de algunas personas, eran como los enanitos verdes, unos seres que aparecían en un barrio y luego desaparecían. Hay gente que dice que tuvo contacto con ellas, pero no lo publiqué porque no tenía demasiado fundamento”.
Consultado sobre cómo investiga, Colombo significó que “como son historias que ocurrieron hace mucho, busco en los diarios de la época”. En ese marco, dijo que “en la zona de la cancha de Estudiantes vieron una bruja, eso salió en los diarios, decían que vivía cerca del cementerio de La Plata y que Gimnasia la había contratado para que Estudiantes se fuera al descenso”.
Además, consignó que “los túneles son uno de los hitos más conocidos de La Plata, hay versiones de que un túnel vincula a todos los edificios más importantes de la ciudad, pero es muy difícil de comprobar. El único túnel que se encontró es en Plaza Malvinas que era del regimiento que funcionaba ahí”.
Colombo reveló que “hubo un túnel que existió en 1932, en 1 entre 58 y 59, donde había una cárcel y en ese año unos presos hicieron un túnel que cruzaba la Avenida 1 de lado a lado y terminaba en la casa de un vecino. Un día el hombre salió y vio ropa sucia y un pozo en su jardín, porque se había concretado la fuga”.