El 29 de junio se conmemora en Argentina el día del Camarógrafo y la Camarógrafa, labor que fue reconocida con motivo del asesinato del camarógrafo argentino Leonardo Henrichsen, quien a los 33 años fue fusilado por un militar, en las inmediaciones del Palacio de la Moneda, el 29 de junio de 1973.
Henrichsen se encontraba cubriendo el golpe a Salvador Allende, en Chile, como corresponsal de la televisión sueca SVT. Con su cámara en mano, filmaba a un grupo de militares, uno de ellos le disparó y murió al instante.
El golpe a Allende encabezado por Augusto Pinochet inauguró en el país vecino una de las peores dictaduras cívico-militar en Latinoamérica.
Por Radio Provincia, Mauricio Meni explicó que su labor comienza a los 14 años, cuando ya sabía que quería estudiar cine o televisión y señaló que, como camarógrafo se expuso a diferentes situaciones durante la pandemia.
Explicó que “el año pasado cuando empezó el problema de la pandemia, veíamos la angustia de la gente, la desolación de la ciudad, ir por autopistas solos".
En ese sentido, indicó que “para nosotros es bastante complicado porque a veces estamos en estaciones de trenes, alrededor de mucha gente trabajando”.
Al inicio, cuando la situación sanitaria era aún más inestable, y no se tenía información oficial, “se decía que el barbijo no hacía falta, y estábamos sin usarlo, después un día hicimos una entrevista a un especialista y dijo -pónganse el barbijo- y empezamos a usarlo”.
El rol de camarógrafo conlleva varias responsabilidades. Meni destacó que “cuando hay manifestaciones como la de Maradona, te da mucho miedo porque se te acercan y te hablan, y puede molestar pedir que se alejen, que estas un poco loco cuidarnos”.
A su vez relató que “me ha tocado cubrir la Copa América en Brasil desde la favela Rocinha, de la Zona Sur de de Río de Janeiro, siempre se hizo grabado en documentales, pero no en vivo y debuté con la Live U el día del Congreso con los gases del 2017”.
Por último, en su experiencia, recordó que “tenes que estar en todo, me toco el incendio en Villa Itatí".
"Estaba en vivo arriba de una escalera, la periodista contaba lo que pasaba desde abajo, y un vecino sin cortar la cámara, me dice que desde otro techo se veía mejor. Cambiar el iris de la cámara, caminar por el pasillo, subir y mostrar desde el techo lo que pasaba en esa fábrica, son dos millones de cosas que te tenes que fijar”.
Meni, dijo que es un trabajo realizado por hombres fundamentalmente, “cuando entré al canal había tres ayudantes de cámara mujeres. Es un espacio difícil que entren mujeres, en ese momento las cosas eran muy pesadas, y era más complicado, ahora la cámara y los cables son más chicos y pesan menos los equipos”.