“La semana anterior me mandó un mensaje que estaba muy contento porque iba a ser abuelo por parte de su hija y su hijo se había recibido, cosas muy importantes que pudo disfrutar y confiaba que iba a salir de su situación. Lamentablemente pasó lo que pasó y me queda el corazón dolorido”.
Kohan hizo referencia de lo mucho que vivió con Sabella y su gran amigo Passarella en el exterior, sobre todo en la Selección Uruguaya, en Parma, en Monterrey de México, también en River.
“Eramos compañeros de habitación, y recuerdo que cuando hacía frío, Alejandro se aparecía con una estufa, yo soy friolento. Fue un grandísimo ser humano, fue sobre todo entrenador de seres humanos, más allá de lo futbolístico. Una de las personas de las que hay pocas y son tan necesarias para el crecimiento de todo el entorno”.
Tenía mucha llegada con los jugadores, mucha sensibilidad, mucho ojo. Kohan refiere que cuando llegaron a River, en una de las primeras prácticas con la Reserva vieron jugar a Gonzalo “Pipita” Higuain. Passarella y Alejandro preguntaron quien era y le contestaron que era un chico que se estaba por ir a préstamo a Chicago y Sabella dijo que cómo se iba a ir, tiene que jugar en Primera.
“Tenía buen ojo para detectar jugadores de alto rendimiento”, finalizó el Profesor Kohan.