"En el voto de la mayoría, la Corte dice que Casación no había respondido todos los agravios de la defensa y que era necesario que se atiendan cada una de las cuestiones. Estas cuestiones eran absolutamente absurdas, como por ejemplo poner en duda que en la quinta de los Méndez funcionara un centro clandestino de detención. Hoy los sitios de la Memoria confirman que allí funcionó un centro clandestino. La defensa también puso en duda que efectivamente en ese centro clandestino había estado alojado y siendo sometido a torturas Carlos Moreno, y también que efectivamente los Méndez supieran que el ejército estaba ocupando ese lugar como centro clandestino de detención".
Acerca de la colaboración de los hermanos Méndez con la dictadura, Sivo explicó que "la participación se acreditó por un silogismo muy sencillo que es, a modo de análisis correcto, imposible de rebatir. Las órdenes secretas, directivas y resoluciones de los altos mandos de las Fuerzas Armadas establecían que dependían de la comandancia militar y que se iban a ser en primer lugar en dependencias propias, en segundo lugar en otras dependencias del estado y en tercer orden en dependencias que garantizasen la clandestinidad, el secreto y la seguridad del lugar. Ellos lo llamaban eufemísticamente 'lugar de reunión de detenidos'. Es decir, las veces que se tomaron lugares por fuera de las dependencias propias o del Estado donde luego funcionaban centros clandestinos de detención, siempre fueron con la anuencia del civil, es decir, el que lo prestaba lo sabía. Por ejemplo en la casita de Loma Negra, aparece también en Ford, en Siderca, en Mercedes, es decir, ninguna de las autoridades de esas empresas podía desconocer que el ejército estuviera ahí. Con esta lógica se sobreentiende que si utilizaron una quinta, en la que además había un teléfono cuyo número no aparecía en guía y estaba sin el disco para llamar, donde los únicos que lo podían dar eran los Méndez, quienes después reconocieron en su indagatoria que ese número sólo lo conocían los íntimos, o sea, si lo conocían los militares, se puede decir que los militares eran íntimos de los Méndez. Además, el ejército tenía muy buen trato y mucha cercanía con los dos hermanos Méndez, y por supuesto, ellos eran parte de las fuerzas vivas de la ciudad de Tandil. Eran los que aportaban, en gran parte, información sobre las personas que podían estar en la órbita de persecución de los militares".
El abogado de la familia Moreno señaló que la medida que tomó la Corte Suprema en revisar esta condena, "es básicamente una señal para la responsabilidad empresaria, porque de hecho la Corte dice que, sin perjuicio que debe investigarse todo lo que pasó en la dictadura, dejan en claro que para las responsabilidades civiles hay que manejar otros estándares y esto realmente es un absurdo por donde se lo mire, porque sale de los criterios internacionales de persecución de los crímenes contra la humanidad. El estándar es único para civiles, para miembros de fuerzas armadas, fuerzas de seguridad y fuerzas policiales. Es decir, es un análisis por contexto, es un análisis de repetición de conductas en las que se puede ver justamente la planificación y el sostenimiento en el tiempo de determinadas políticas".
Para finalizar, César Sivo expresó que "no hay que perder de vista que los civiles siempre se beneficiaron cuando le hacían favores al ejército. Cuando Blaquier hizo favores en 'la noche del apagón' después tuvo un montón de franquicias con la compra de Papel Prensa o con otras operaciones qué hizo con el gobierno. Lo mismo pasó con Loma Negra donde tuvieron grandes beneficios luego que se sacaron de encima a los abogados. Los hermanos Méndez, cuando le dieron la quinta al ejército para hacer el centro clandestino de detención, obtuvieron -por ejemplo- cargos en la Usina Popular, además de otras franquicias que les daba la cercanía y el coqueteo con el poder de la dictadura".