En diálogo con Radio Provincia Olmi manifestó "pinto Evas casi como por destino, porque cuando volví a Argentina lo hice invitada por el Museo Evita” y que “cuando ella me convocó desde el corazón fue una manera muy amorosa de volver al país" y que “Evita tenía sentido para mí porque existió en mi infancia” ya que “en mi familia se militaba, y en grupos de mujeres en los que militaba mi Vieja leíamos leía La Razón de mi Vida, me fascinaban sus frases”.
Respecto a las características de sus obras sobre “la abanderada de los humildes”, la artista plástica dijo que al comenzar “las imágenes me parecían atrevidas” y consideró “un gran aprendizaje las pelotas que tuve para hacer lo que yo sentía, y no lo que se esperaba. Para eso uno tiene que saber quién es uno y qué es lo que siente, tener coherencia y consciencia. En ese momento tuve un chispazo de iluminación porque la hice viva, sana y alegre, lo que fue absolutamente genial no sólo para mí sino para la gente que lo recibió”.
Seguidamente reflexionó que “la vida es increíble, porque cuando uno está intuitivamente conectado y empezás a descubrir el mecanismo de tu reloj, no hay error porque hacés lo que el destino tiene planeado para vos. Todo el sufrimiento es muchas veces más mental: estar en el futuro o el pasado, y no entender que la vida tiene un plan”.
Olmi contó que luego del fallecimiento de su primer hijo comenzó “con un camino de comprometerme mucho con lo que hay detrás de lo que parece, con el mensaje que tiene el universo para mí con las cosas que me pasen, sean buenas o malas. Estamos lleno de creencias de lo que está bien o está mal, pero cuando pones en perspectiva que hay algo mucho más grande que abarca todo, si somos capaces de tener en claro quién es uno y cuál es el camino de uno para luchar la vida, seguramente nos alinearíamos en amor, justicia, alegría, solidaridad, compasión y un montón de cosas que hemos perdido”.