Tras su paso por Villa San Carlos, Mara Gómez se sumó al equipo femenino de Estudiantes como futbolista libre y asegura que su responsabilidad dentro de la cancha “es hacer goles para definir partidos”. Sin embargo, reconoce que su historia trasciende lo deportivo porque es la primera jugadora transgénero en disputar la máxima categoría de Argentina y entiende que su objetivo más importante “es lograr inclusión dentro de los diferentes ámbitos sociales”.
En declaraciones a Radio Provincia, manifestó que llegar a la institución de La Plata “es una felicidad enorme porque es otro club apoyando la inclusión, que no me ve como una jugadora trans sino como una jugadora de fútbol más”. Seguidamente indicó que “es una experiencia bastante linda y quiero demostrar que puede pertenecer a la familia de Estudiantes”.
Mara Gómez recordó que “para ocupar el puesto que hoy tengo tuve que pagar muchos costos emocionales y físicos”, y destaca que al convertirse en una figura pública “muchas personas están atentas para criticarme cuando las cosas van mal y también cuando las cosas van bien. Permanentemente tengo que salir a dar la cara”. Asimismo, enfatizó que para poder jugar dentro de la categoría femenina tiene que enfrentar un tratamiento hormonal que “es invasivo para mi cuerpo y me baja la resistencia competitiva”.
Antes de convertirse en jugadora profesional, tuvo que transitar muchos desafíos. “En la adolescencia estaba en una de las etapas más vulnerables de mi vida porque estaba atravesando el proceso de transición y me estaba descubriendo”, expresó la delantera, y agregó que “en ese momento sufrí la discriminación y la exclusión”. Explicó que esa etapa “me generaba tanto miedo, angustia y frustración que intenté suicidarme en varias oportunidades”. Sin embargo, se encontró con el fútbol a través de unas vecinas del barrio. Contó que “sin saber jugar me prendí porque eran compañeras del barrio, y en esos espacios fluyen las risas, y encontré un medio de contención emocional donde pude socializar. Le empecé a dedicar más tiempo y lo tomé una terapia, era una anestesia del dolor”.
Hoy, la atacante entiende que “estar jugando una futbolista trans en el futbol profesional es un logro desde lo individual pero también es el resultado de años de lucha del colectivo LGTB” y además “es un principio de oportunidad para las generaciones que van a venir más adelante, para que no sufran todos los obstáculos que tuve que sufrir yo para estar acá”. Mara Gómez siente que “poco a poco vamos cambiando la sociedad. El fútbol es muy significativo porque más allá de la competencia es un medio de contención emocional, de socialización y otros roles que cumple el deporte”.
En ese marco, subrayó que “me encuentro en la responsabilidad de poner el cuerpo y la voz para abrir caminos, para transmitir mensajes de amor desde la educación y el respeto. Me siento en una linda responsabilidad porque gran parte de la sociedad se siente identificada con mi historia y con la lucha”.
Por otra parte, la futbolista que está a tres materias de terminar la carrera de Enfermería, también habló de lo que viene pasando con diferentes deportistas en los Juegos Olímpicos de Tokio. En tal aspecto, admitió que “el colectivo trans ha sido siempre un sector que ha sido excluido, denigrado, violentado, al que le han cerrado las puertas dentro de la sociedad, no solo en nuestro país sino en el mundo. Pero que al día de hoy haya cuerpos LGTB en los Juegos Olímpicos quiere decir que vamos abriendo puertas para que el día de mañana haya un deporte profesional mucho más inclusivo, con más respeto, donde todas las personas puedan ser y pertenecer más allá del sexo, el género y la autopercepción de cada persona. Para mí es una esperanza para lograr un mundo mejor”.