En El Refugio, por FM 97 UNE la escritora Gabriela Oyola presenta “Ciento de Pájaros Volando” una obra compuesta por 13 relatos, poemas y reflexiones que recorre y reúne narraciones orales y literatura popular.
“El libro tienen tantas mixturas porque se han ido colando artistas y autores que he podido atravesar en mi vida académica. Pero también tiene trozos de artistas, de escritores, de pintores, pensadores y filósofos que se van estampando. Es una especie de gran estampa” aseguró su autora en la Radio Pública.
Además, la escritora señaló: “Estoy muy contenta de haber llegado a este paisaje que es el libro, porque sin duda fue muy difícil darle un género. Estoy muy agradecida a mi gran maestro, Ricardo Monti”.
“El me decía “vos escribí, después vemos”. Y así se fue conformando esto que yo llamo pliegos de cordel, que es un antiguo género de la literatura popular que recoge relatos orales. Es decir, toda una literatura popular que tiene que ver con las costumbres y que se difundía en las plazas” describió Oyola.
Luego, la escritora señaló: “Al juntar todo este material me dí cuenta que mi libro rondaba en eso: Tensar las experiencias cotidianas de la vida de esos pueblos, de esas ciudades; de las calles con el arte y sus expresiones: el teatro, el cine. Hay un poco de todo”.
Y resaltó: “Este libro lo abrís y lo podes empezar a transitar desde ahí mismo. Así que para mi, también fue un descubrimiento porque me tuve que animar a romper con esto de los géneros que obviamente no es tan común. Sin embargo, fue también un descubrimiento darle esta forma de pliegue y de despliegue. Aquí, el lector puede situarse y descubrir personajes, obras, preguntas y reflexiones”.
Por otra parte, respecto de los recuerdos de provincia, que aparecen al principio del libro, la escritora señaló: “Mi papá era de un pueblito chiquito de Córdoba. Así que yo crecí con esta especie de estética de los pueblos y con estos personajes que casi representan paisajes. Me gusta pensarlos como territorio y no sólo como personajes porque representan no sólo lugares sino también costumbres y una década particular como son los años 40, la década donde mi padre creció.”
“La verdad es que en mí se fueron plegando todas estas postales de pueblo y también de ciudad, muy de los barrios de Buenos Aires, a través del cine argentino de esas décadas. También están presentes los barrios de Constitución y Parque Patricio que son parte de mi infancia” concluyó.
Además, destacó que el libro aborda a la infancia pero no la toma como “un período particular de la vida sino como una región, un mundo de partida. Como una mirada llana, muy primitiva de las cosas donde uno va recogiendo las preguntas que nos hacemos todos que es la pregunta por el destino”.
“Se me armó un friso, todo un mundo muy pictórico ligado a la obra de Quinquela Martín y sus barcos, y muy ligado a una idea en la que me gusta mucho pensar que es el Impresionismo. Un movimiento que no sólo está basado en fluidos y rasgos que se escapan sino también en la impresión, en aquello que deja marca y que va gestando una especie de piel que tiene el mundo y que nos dota de ciertas sensibilidades” aseguró y concluyó: “Una escritura de lo íntimo y sensible ligada a lo estético. Un guiño que le hace el arte a ese espacio de la intimidad”.