El murguero, poeta, docente y compositor Ariel Prat analizó los orígenes de la murga en el país. “Nuestra murga no viene de la murga de Cádiz, viene de la comparsa negra”, explicó, y señaló que llegó con la llegada de las corrientes migratorias de fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
En declaraciones a Radio Provincia, manifestó que en la Argentina “estamos muy agarrados a lo porteño, al tango, a la milonga, pero se nos pasan un montón de cosas que van desde el Río de La Plata hasta el Potosí con una gran influencia negra en las rítmicas”.
En ese sentido, sostuvo que “nuestra murga no viene de la murga de Cádiz, viene de la comparsa negra. Cuando se incorpora la palabra murga de este lado del Río de La Plata es por la llegada de las corrientes migratorias de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. La murga nuestra no es porteña, es metropolitana, nace al calor de los barrios suburbanos, de Berisso, de Ensenada, de Villa Martelli, de San Fernando…”, manifestó.
Prat señaló que la murga se incorpora a la liturgia del movimiento peronista y al folklore popular “cuando aparece el bombo con platillos suplantando a los tambores” y es por eso que la Revolución Fusiladora de 1955 prohíbe la murga y el bombo con platillos. En tal aspecto, consideró que “el peronismo significó la africanización de nuestra cultura”.
Prat lamentó que desde “el ‘56 en adelante se dejó de cantar, cuando en los años ‘40 y ‘50 brillaban los cantores” y recordó que “hasta Goyeneche cantó en una murga”.
Por último, analizó que “como expresión popular, la murga fue a parar al futbol, que es nuestra chapa de presentación en el mundo”.-