Matías de Stéfano Barbero, Doctor en antropología de la UBA reflexionó sobre el lugar de la violencia en la construcción de la masculinidad en la sociedad y presentó su libro: "Masculinidades (im)posibles"
En NO Corras, por FM 97 UNE, el investigador señaló que desde el comienzo de su carrera le interesó el proceso de construcción de la masculinidad en la sociedad, pero la idea de trabajar con los varones que ejercieron violencia contra sus parejas, surgió a partir de la irrupción del Ni Una Menos en 2015.
“En la marcha había una chica con un cartel que se preguntaba: ¿Cómo se hace un femicida? Y me pareció que era necesario empezar a hacerse esa pregunta y tomarla como una responsabilidad política. Porque la pregunta corre el eje de atención y pone el acento en los varones” aseguró de Stéfano Barbero.
En ese marco, el investigador señala que la propuesta busca “Volver a Juan. Busca volver a un ejercicio que proponía una lingüista feminista en los años 80 donde se señalaba: ‘Juan golpea a María, pero -por la traslación lingüística- al final termina siendo María es Víctima de violencia. Y Juan desaparece’.
“Y en mi trabajo con varones que ejercieron violencia, lo que fui encontrando es que la violencia aparece en este proceso de hacerse hombre en la sociedad; porque muchas veces lo que se hace es ejercer violencia sobre los niños para que éstos se hagan hombres. Y al obligarlos a ser fuertes, o correr riesgos se suprime toda una parte de la humanidad, como es la expresión de emociones, o de vulnerabilidad” relató.
“Esta construcción de la masculinidad es también un proceso de violencia y puede engendrar más violencia” reflexionó y agregó que cuando empezó a trabajar en los grupos de apoyo “fue muy sorprendente ver que son personas corrientes, las que ejercieron violencia contra sus parejas. Pero a su vez, fueron testigo de violencia contra su madre, ellos mismos fueron victimas, o en la adolescencia, mientras está en la construcción la heterosexualidad, aparece la homofobia. Y allí empieza a aflorar esto de que importa más la mirada de un compañero varón, que la chica que te gusta”.
“En este contexto las mujeres terminan siendo una suerte de moneda de cambio en esas relaciones de poder entre los varones. Y bueno, este varón Csi, heterosexual se va construyendo con grandes dosis de violencia y va reproduciendo esta estructura jerárquica en la sociedad y todo eso es un caldo de cultivo biográfico pero también estructural y justificado por la propia cultura” señaló.
Por ello, recomendó que no hay que “reducir todo al individuo” porque la construcción de las masculinidades son procesos que no sólo están afectados por nuestra propia biografía. Y reducirlo al individuo, o a un proceso personal o terapéutico clausura bastante la discusión”.
“Podemos ir a lo biográfico pero la idea es transformar la estructura que hacen posible que haya vidas más expuestas a la violencia que otras, o que circule de la manera que circula la violencia y la desigualdades de poder. Hay que pensar cuáles políticas públicas se pueden hacer para equilibrar las relaciones de poder, como es el caso de la ESI, o luchar para que las licencias por paternidad sean más extensas" aclaró y concluyó:
"Hoy el horizonte de trasformación es una militancia a nivel política y estructural para que cambien las condiciones. Y apelar al diálogo y a la reflexión. Pues, construir un estigma sobre alguien que hace algo que no es aceptado socialmente; lo único que termina generando es que la única vía de trabajo sea la punitiva".