El periodista, escritor y politólogo Hernán Brienza analizó la figura de Domingo Faustino Sarmiento, a días del 133 aniversario de su muerte. Señaló que “hay muchos sarmientos” por lo que sigue “a los manotazos” con su obra. En ese marco, afirmó que “entre los de su generación era un hombre a tener en cuenta” y que “es interesante en la construcción del Estado-Nación desarrollado desde 1862 con la victoria del liberalismo seudorepublicano que encabezaba Bartolomé Mitre”, a quien consideró “menos interesante”.
En diálogo con Radio Provincia sostuvo que “cuando vez en las circunstancias que actúan, te das cuenta que son personas que toman decisiones que después son magnificadas por la historia”. En tal aspecto, el historiador detalló que “Sarmiento fue brillante en materia de educación social y a la vez implantó la literatura con la cual fuimos educados la mayoría hasta prácticamente la actualidad”. Al mismo tiempo “es el hombre que anota los gastos en prostitutas que asume en Europa” y mientras cree que al gaucho se lo puede civilizar también “manda a degollar a miles en su campaña en Cuyo entre 1862 y 1863”. Sarmiento es el dirigente que “en Chile dice que la Patagonia tiene que ser chilena y escribe un gran libro como Facundo”.
Por otra parte, Brienza enfatizó que ‘el padre del aula’ es “un hombre que hacia al final de su vida se enfrenta a Mitre, porque éste quiere una ganadería extensiva mientras que Sarmiento decía que había que dar 200 hectáreas a cada uno de los gauchos para que pudieran civilizarse con el trabajo rural. En ese momento hay una campaña brutal contra los pueblos originarios, pero también tierras públicas son regaladas a la oligarquía sin darle ningún palmo de ella al trabajador común”. Según el ensayista “Sarmiento quería que los gauchos tengan su hacienda y quería una reforma agraria al estilo artiguista”. En ese marco, se preguntó “cómo conjugar ese Sarmiento con el que festejó el degüello de Chacho Peñalosa. No se puede tener la misma mirada sobre el Sarmiento de 1845 con el de 1884, porque son Sarmientos diferentes”, resumió.
Asimismo, apuntó en Historia Nocturna que la Plaza Once de la Ciudad de Buenos Aires “no conmemora el 11 de septiembre de Sarmiento sino el 11 de septiembre del levantamiento mitrista”, y destacó como una paradoja que “lo primero que se encuentra todo el morochaje que viene en el tren Sarmiento de la zona oeste del conurbano es con una plaza que recuerda el día que Buenos Aires no quiso formar parte de la Argentina”. Brienza subrayó que se trata de “un homenaje al porteño Bernardino Rivadavia, el que más odió a las provincias y al que le debemos haber perdido la Banda Oriental, Paraguay y Perú, y no haber formado parte de la Confederación Sudamericana que soñaba Bolívar”.
Brienza explicó que “todo lo que conocemos sobre Historia Argentina es parte de un adoctrinamiento que tuvimos en la escuela: Creer que la República es la única forma de gobierno, que dentro de las formas autoritarias de gobierno está el peronismo, que nuestros próceres son Sarmiento, Rivadavia, Mitre es parte del adoctrinamiento”. En tal sentido, indicó que “cuando la Argentina hegemónica adoctrina, no te das cuenta porque lo das como naturalizado. Lo que entendés por ‘adoctrinamiento’ es aquello que va en contra de los decires del adoctrinamiento hegemónico”.