El escritor Ernesto Mallo habló de su última novela “La ciudad de la furia”, en la que sumerge al lector en un mundo en el que conviven el asesinato y la impunidad del poder, en un paisaje trufado de asesinos a sueldo y bandas parapoliciales.
En diálogo con “El Frasco”, desde Barcelona, destacó la variedad de personajes que aparecen en la historia. En ese marco, aseguró que “hay una tendencia a la escritura minimalista, yo creo que es falta de recursos, porque la complicación es manejar a muchos personajes, todas las variables y que al final todo cierre”.
El autor destacó además que “en lo policial, además, no valen los finales abiertos, la novela tiene que cerrar por todos lados”.
“Hay una idea de conclusión, de que lo que uno va contando integra en algún lado todas las historias, por eso cuando se manejan distintos personajes, la dificultad consiste en no olvidarse ninguno por el camino”, consideró.
Consultado sobre cómo hizo para manejar tan bien el léxico propio de cada perfil de personaje, Mallo sostuvo: “seguramente tiene que ver con mi pasado como actor, medito mucho en los personajes y cuando escribo los vivo como tales”.
El protagonista de esta novela “es un tipo que está desorientado, despreciado por todo el mundo y trata de abrirse caminos (…) y se va a encontrar con su destino. No se ganó nada por su propio mérito y el que se lo marca todo el tiempo es el padre”.
En ese marco, reveló que “vemos en la novela los dramas de las clases altas, en las que es bastante frecuente que haya hijos” con las características del protagonista de “La ciudad de la furia”.
Al respecto, consignó el autor que “en la primera versión del Titanic hay un personaje importante que descubre, cuando el barco se está hundiendo, que su hijo no es su hijo. En muchas obras que retratan a las clases altas también están presentes el tema del incesto, la infidelidad y la traición”.