Sergio Morresi, doctor en Ciencia Política por la Universidad de San Pablo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y docente en la Universidad Nacional del Litoral analizó el avance del discurso de la derecha en las urnas.
En Siete Colores, por FM 97 UNE el especialista señaló que en Argentina “hay una mirada de una derecha dura que ha sido y sigue siendo una porción minoritaria” y destacó que la novedad de estos tiempos es que “se ha conjugado con otra derecha que le permite expresarse más”.
“En Argentina siempre hubo un ala más liberal conservadora y otra más nacionalista, reaccionaria, ultramontana. Y lo que se ha dado en los últimos años es que esas derechas que antes cada una iba por su lado, ahora aprendieron a imbricarse. Y eso le da más visibilidad a ese núcleo pequeño” analizó Morresi y destacó que eso luego, en algunos distritos, se tradujo en una alianza electoral exitosa, como en el caso de Milei en CABA.
Pues aseguró: “Lo de Milei fue una alianza, está claro. La segunda candidata de esa boleta representa en buena medida lo que se llama el voto de la familia militar. O sea que ahí la alianza está clara”.
Finalmente, Morresi insistió que en el país, este tipo de discursos son minoritarios y que lo expresado en las urnas no se trata de un “voto ideológico” sino que es más bien una elección que trata de “rechazar las otras opciones electorales”.
Por ello aseguró “es muy difícil dar por senado que el aumento de los votos a estos representantes es el incremento de la derecha más dura” en los espacios de representación del Estado y advirtió que lo que sí suele suceder es que “arrastra a la centro-derecha, al centro e incluso a parte de la centro izquierda y les corre el eje de la discusión.”
“En ese punto ayuda a derechizar la discusión pública. Y hoy nos planteamos en la agenda pública temas que antes no estaban planteados o que se pensaban que estaban por fuera de lo discutible: los años 70 y el Nunca Más, el feminismo, algunos derechos civiles. Y al ampliar el márgen de lo decible y de lo que se puede hacer habilita otras conductas. Pues cuando uno habilita la violencia simbólica también aumenta la violencia física” concluyó.