A 45 años de “La noche de los lápices”, Emilce Moler, una de las sobrevivientes, dijo que “cada año es diferente y se va resignificando” el sentido de la lucha.
En diálogo con “El Frasco” por Radio Provincia, admitió que “la pandemia hizo” que las movilizaciones cambiaran: “el año pasado no hubo marcha y este año no me animé. Pero a través de las pantallas todas las provincias y eso es muy enriquecedor”.
En tanto, advirtió que “los recuerdos están siempre y necesitamos las efemérides para que se hagan colectivo. Los recuerdos se superan desde lo personal, lo que más duele son las ausencias”.
Emilce consideró que “a medida que uno se va haciendo más grande y ver la cara de los chicos, los jóvenes que eran, es lo que más duele porque es irreversible”.
Al describir el momento, señaló que “era una época muy violenta y para hacer política nos teníamos que jugar la vida, cuando en realidad es para vivir mejor la vida. La violencia y la muerte era una cuestión implícita, no sabíamos lo que era la democracia”.
En tanto, agregó: “siempre bregamos para que no se banalicen los derechos adquiridos. El boleto fue uno de los motivos por los que los estudiantes peleábamos”.
Recordó sus años en la cárcel, a la que fue enviada sin juicio previo y sin ningún tipo de garantía. “Salí en 1978 con libertad vigilada, me tuve que ir de La Plata, me radiqué en Mar del Plata, a los 20 años era una vieja que no podía hablar de nada, no podía reunirme con nadie, pero al menos podía ver a la plaza y ver el mar”.