Consultada por HIJOS de 30 Mil, Marta Ungaro, hermana de Horacio, uno de los estudiantes desaparecido durante La Noche de los Lápices en 1976, expresó que "la marcha de La Noche de los Lápices siempre es alegre y con mucha juventud, hablo de chicos y chicas de 13 a 17 años. Ahora los lápices los llevan esos chicos y eso es muy importante. Hubo mucho abrazo, con barbijo, pero mucho abrazo. ".
"Fue muy fuerte ir a Ciudad Evita. Estuvimos con la mamá de Ezequiel Demonty, ese chico al que la policía burlándose porque que era sordomudo, lo tiro en el Riachuelo y murió ahogado. Fue emocionante ver a esa madre, cómo ha crecido siendo una militante y cómo transformó ese dolor en lucha y en acompañamiento a otros casos de gatillo fácil. Ella vive en una villa de emergencia en Bajo Flores. Fue muy conmovedor estar ahí", confesó.
Según Marta, "otro momento muy fuerte fue ir al Pozo de Banfield. Fui acompañada de mi nieta que quería ver ese lugar. Además, fue Delia Giovanola con su nieto Martín, quien quería ver el lugar donde había nacido. Se encontró con esa mesada donde su madre (Stella Maris Montesano) lo había tenido. La verdad que fue un día en el que todos estuvimos muy conmocionados".
Al pensar en Delia Giovanola siempre aparece el recuerdo de su nieta Virginia Ogando, hermana de Martín, quien que se quitara la vida en el año 2011: "me contaba Delia que Martín tenía el pasaje para irse y le postergaron el vuelo para la noche, por eso pudo estar y participar en las actividades que se hicieron en Banfield: 'Creo que Virginia quiso que estuviera ahí', me dijo".
A 45 años de La Noche de los Lápices, Marta Ungaro recuerda a su hermano: "Horacio quedó allí, con esos 17 años de adolescente, con toda una vida por delante. Le gustaba el rock, nadar, jugar al ajedrez y era muy lector. Hacía apoyo escolar en la villa de emergencia y era muy compañero de sus compañeros".
Marta también indicó que se puede militar más allá de los intereses personales: "los chicos que están desaparecidos no usaban el boleto porque vivían cerca de los colegios. Aquella lucha empezó junto con toda una reivindicación que no fue solamente el boleto, sino que era política, económica y social. Había una hiperinflación en la época del Rodrigazo y aumentaban continuamente los pasajes. Sobre todo era para los colegios industriales y para los chicos que hacían educación física al lado del Estadio. Hicieron una movilización de más de 8 mil estudiantes en la ciudad de La Plata".
"Ahora tenemos que apoyar con todas las fuerzas el juicio que se está haciendo del Pozo de Banfield. Ese es el lugar donde ellos fueron asesinados en los primeros días de enero de 1997. Yo digo siempre que aunque la justicia dé sentencia luego de tantos años, nosotros -los familiares, los hijos y ustedes- ya los hemos condenado a cárcel común, perpetua y efectiva", enfatizó.