El doctor en Ciencias Naturales investigador de la CIC y trabaja en la División de Ficología de la UNLP, Ricardo Echenique, sostuvo en diálogo con Tarea Fina que “el problema es muy serio y venían sucediendo situaciones similares en Tigre y Puerto Madero. Las situaciones de alta temperatura y aumento de tiempo de luz diario favorecen la proliferación de las algas"
Agregó que “estos fenómenos vienen ocurriendo hace muchos años, el último de gran tamaño fue en 2003/2004. Estas algas tienen la capacidad de generar toxinas y ocurre casi todos los años y varía la población y el impacto. Más allá de lo que ocurra este año, va a pasar de aquí en más y va a suceder todos los años”.
Remarcó que “nuestra zona no es la única que sufre este impacto ya que las algas son organismos que tienen una capacidad de ambientarse y plasticidad que favorecen su proliferación y movimiento”.
Echenique, agregó que se deben realizar tareas estructurales para tratar de minimizar los daños: “todas las empresas posibilitadoras debieran considerar algún tipo de manejo en la cuenca de uso de suelos y optimizar las plantas de residuos cloacales. Debieran tomarse planes a largo tiempo y optimizar la planta potabilizadora. En el río hay metales pesados y la calidad del agua del río está lo suficientemente desgastada como para que la planta potabilizadora mejore su funcionamiento”.
Subrayó que “el problema es que las algas tienen toxinas que afectan la piel y pueden causar diarrea”, además, señaló que “la arenas que están en la costa también tienen algas y toxinas que pueden generar complejidades en la piel”, sentenció: “me produce cierto temor la gente que consume pescado del río porque comen directa o indirectamente las algas que están en el río”.