Ernesto Fontán director y realizador del documental “Tarará” dialogó con "Tomalo con Calma" por FM 97 UNE para hablar sobre el film que narra la historia de los niños llevados a Cuba para su recuperación médica y afectiva, tras la explosión nuclear en Chernobyl.
Lo que se llamó el “accidente nuclear”, ocurrió el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, al norte de Ucrania.
“Tarará intenta ser un canto a la humanidad, es reforzar los valores de hermandad y solidaridad. Es una película de amor. Amor al prójimo, al que necesita ayuda” mencionó Fontán.
El director y realizador del documental, relató que cuando empezaron la investigación para hacer la película “siempre sabíamos que íbamos a hablar de Cuba y su solidaridad, pero no sabíamos qué temática”.
“Charlando con amigos cubanos acá en Argentina nos hablaron de los niños de Tarará”. Y aunque “en el 2019 salió una serie en HBO, nos sorprendió que nunca se habló del rol de Cuba con los niños abandonados”.
El contexto que involucra la historia de los niños de Tarará se sitúa a fines de los años 80´cuando la “Unión Soviética se estaba desarmando” Cuando ocurrió el accidente de Chernobyl, “muchas personas quedaron sin atención médica, porque la salud pública había sido abandonada” en parte a causa de la desintegración de la URSS.
Fontán explicó que a partir del programa médico integral lanzado por Cuba para la atención especial de los niños afectados por las radiaciones nucleares, fueron atendidos “más de 26 mil niños”.
A su vez, indicó que por entonces “Cuba fue el primer país que brindó ayuda a los niños de Ucrania, de Rusia y Bielorussia, y las zonas afectadas en Italia y otros países”.
Es de destacar que en “los 90 se daba en Cuba lo que se llamó el “período especial”. Cuando cae la Unión Soviética, Cuba queda aislada económicamente”.
Es decir, que “en el periodo más difícil de su historia” el país se involucró “técnica y humanitariamente''.
De este modo, el director del documental Tarará, no dejó de reconocer la importancia de la medicina cubana y la impronta de su pueblo, puesto que, según expresó Fontán “los cubanos no están acostumbrados a dar lo que les sobra sino a compartir lo poco que tienen”.
Ese espíritu solidario proviene del desarrollo teórico e intelectual que el “José Martí un poeta muy importante, un prócer independentista” trasladó a los y las cubanas. Marí “hablaba de -Patria es Humanidad-” para expresar que “todos tenemos que ayudar al otro y ser solidario” según mencionó Fontán.
El programa humanitario “surge a fines de los 80, se enviaban médicos a Ucrania, para seleccionar los chicos con posibilidad de curarse con un tratamiento prolongado” destacó Fontán. “Se enviaron vuelos regulares con alrededor de 200 chicos durante los 21 años de duración del programa, hasta el año 2011”.
En Tarará, “el gobierno cubano armó un hospital para atenderlos, con vista al mar importante para el tratamiento de los chicos que venían con psoriasis, vitiligo, cáncer, tumores. Se hicieron escuelas traductoras con maestras ucranianas, para que no corten la currícula escolar, fueron casi una familia en esos 10 años”.
Fontán explicó además que “los años que estuvieron ahí crecieron, se educaron, se sanaron, es muy emotivo. Es una ayuda humanitaria sin precedentes en la historia”.
Por último, resaltó que fue “en el 2019, cuando viajamos a Cuba con un equipo de 8 personas a filmar la película”.
Su estreno “fue hace poquito, el 2 de septiembre por la plataforma Cine.ar y el estreno presencial será en el Centro Cultural 25 de mayo en Ciudad de Buenos Aires”.