Diaz explicó la diferencia entre lenguaje y lengua e indicó que "radica en reconocer qué es un idioma propio y natural de la comunidad sorda".
De este modo, es necesario "reconocer que la lengua de sordxs, tiene una propiedad, no son solo signos, sino que tiene que ver con una cultura y allí hay un reconocimiento histórico y político de este colectivo".
A su vez que "como cualquier lengua, va teniendo una actualización, porque las prácticas sociales, van cambiando, se van transformando y las formas en que no comunicamos también se van resignificando y en ese sentido la lengua de señas no ha sido ajena".
La coordinadora del Programa de acompañamiento de la comunidad sorda de la UNLP, resaltó que ha sido "el movimiento de sordas feministas que ha ido cambiando algunas señas que ya quedaban caducas para este momento histórico, político".
Y por último señaló que "como la comunidad sorda no es ajena y no deja de estar involucrada en cuestiones machistas, hay que entenderlo como un idioma, porque es allí donde se materializan y se cristalizan muchas de las disputas sociales" actuales.