Juan Ignacio Fernández se refirió a la adaptación que hizo de la obra “Precoz” de Ariana Harwicz.
En diálogo con “El Frasco” manifestó que “no había leído la novela y la directora me propuso el trabajo. Recuerdo que era muy difícil de conseguir y las primeras páginas fueron como un choque, porque me preguntaba cómo podía hacer eso”.
“Hay una poética que es más como trompadas” en la novela, dijo el entrevistado y agregó que “una vez que encontramos el código, se hizo todo más fácil”.
La directora quería “el cuerpo del hijo, pero presente y real, porque en la novela es la madre la que cuenta la historia del hijo. Aso ayudó a generar la teatralidad”, añadió.
Fernández señaló que “hay mucha cuestión de oficio de lo teatral, tanto desde mi lugar de adaptador como el de la directora, empezamos a trabajar” en alguna especie de pausa para que el espectador pueda procesar la información.
“Hay que entender hasta dónde se vuelve soportable esa narración, en qué momento dar un respiro, en qué momento ir a fondo con esa imagen”, remarcó el entrevistado.
La obra cuenta la historia de una madre que tiene un hijo adolescente y también un “amante poderoso”. Viven “en una marginalidad que no es como la de acá”, dijo Fernández. Añadió que “se entiende que es en otro lugar, los personajes roban en supermercados, interviene la policía y todo el tiempo las instituciones están en torno a ellos, pero no para sostenerlos”.
Consultado sobre el desafío de adaptar obras, el dramaturgo afirmó: “las experiencias que tengo son pocas (…) creo que ayuda el oficio del dramaturgo. En el trabajo de la escritura propia sufro más por encontrar lo que busco. En la adaptación, al tener la base de otro, hay más disfrute”.