“El nacimiento de MoVeJuPA se da recién en 2010. Este movimiento nace a la inversa de la mayoría de agrupaciones de Derechos Humanos donde empiezan primeramente los familiares de las víctimas o las propias víctimas de la represión. En nuestro caso, éramos personas que teníamos intereses, preocupaciones y sabíamos lo que había pasado pero estábamos muy solos. Después se fueron acercando familiares que habían vivido todo su dolor encerrados porque fueron abandonados por la comunidad de Punta Alta. No fue fácil la vida para estas personas”, aseguró.
David también se refirió a las secuelas que dejó aquel terrorismo de Estado y a las causas sobre las responsabilidades civiles: “Acá hubo responsabilidades civiles, hubo silencios. En Punta Alta las responsabilidades civiles quedan por establecerse porque hubo encubrimientos, mucha complicidad con el tema y mucha cooperación. Nosotros tenemos un mural al cual le cambiamos el número cada aniversario. Ese mural es permanentemente atacado, todos los años lo pintan, lo rayan. Es muy difícil todo acá”.
En cuanto a lo que queda por delante, Edgardo señaló que “en conjunto con la Subsecretaría de Derechos Humanos estamos planificando reconocer lugares históricos de esta ciudad que la mayoría de la gente conoce pero no sabe lo que pasó en ellos durante la dictadura. Esto es muy importante porque aporta a la construcción de la memoria colectiva”.