En diálogo con El Frasco, la autora contó que desde 2008 inició el trabajo con familiares y destacó que “la inmensa mayoría mujeres que se movilizan por todo el país para visitar a sus maridos, hijos, compañeros”.
En reuniones con ellos, refirió que “planteamos problemas, y uno de ellos es cómo contarles a los chiquitos la situación de su papá”, y que habitualmente se les dice que se lo va a visitar al trabajo.
“Pero es un trabajo muy raro, porque revisan los pañales de tu hermanito bebé, o las mamás salen llorando porque no pudieron entrar porque se olvidaron la partida de nacimiento”, contó, y en ese sentido, consideró oportuno “contar las situaciones cotidianas de las familias. Hay muchas más personas presas y familiares presos a nuestro alrededor de lo que imaginamos".
Cesaroni agregó ”en la historia hay elementos de todas las familias que he conocido a lo largo de estos años” y que “la salida de la cárcel es muy difícil” ya que “los hombres no encuentran un lugar fuera de ella”, y que a las mujeres privadas de su libertad también les pasa cuando cumplen la condena.
“Es muy difícil encontrar trabajo digno con un cartel que dice que estuviste preso”, sostuvo, para finalizar diciendo que “el estado es el único que puede actuar porque la inmensa mayoría de los que salen de la cárcel no tiene oportunidades".