A 15 años de la presentación de 'Nosotras presas políticas', primera publicación del colectivo de ex presas de Devoto y obra que reúne testimonios de 112 mujeres que fueron privadas de la libertad entre 1974 y 1983, aparece "Nosotras en libertad", un libro donde 200 mujeres cuentan sus historias de vida luego de la cárcel.
En diálogo con HIJOS de 30 Mil, Catalina Garraza, integrante de la colectiva de ex presas políticas de la cárcel de Devoto en épocas de la dictadura, explicó que "se trata de un libro digital y la idea de realizarlo surgió en plena pandemia, o sea en 2020. Empezamos a movilizar a través de whatsapp, viendo qué posibilidades había de hacerlo y de esta manera se empezó a armar la idea. Se podía contar lo que una quisiera: dónde pudo encontrar trabajo, cómo fue su familia, o cuál fue el proyecto de vida después de la cárcel. Ésa es la idea del libro".
"Lo que conté en el libro tiene que ver con lo que significó trasladarme de San Luis a Buenos Aires. Ese corte en mi vida fue muy fuerte. Después de estar todos esos años en la cárcel, y al salir, decidir venirme a esta ciudad porque mi compañero estaba acá. También cuento lo que significó estudiar en la facultad porque era algo pendiente. Cuando me detienen en el '76, estaba estudiando bioquímica en San Luis y ahí -por supuesto- me expulsaron. Para mí, todo ese acomodamiento a Buenos Aires no fue fácil. También conté sobre el juicio de lesa humanidad que se llevó a cabo en San Luis en el 2009 por la desaparición de mi compañero y de otros más".
Como en el primer libro, esta nueva entrega es una idea colectiva donde 200 mujeres han contado sus diferentes historias: "el libro está organizado por regiones: La Pampa, Cuyo, el norte, el sur; y algunas compañeras que quedaron en el exterior. Es una mezcla colectiva con distintas experiencias. Es ahí donde reside la riqueza de este libro".
Según 'Lina', como la llaman sus amistades, "con este libro quisimos humanizar todo aquello. Hay muchos que dijeron que éramos personas frías y nuestra militancia era sin corazón. Pero no fue así. Éramos jóvenes, la mayoría entre los 14 y los 25 años. Nos comprometimos para una vida mejor y en contra de la dictadura. Eso nos unió al margen de las distintas convicciones políticas. Nos unió el afecto y el poder haber resistido. Sobre todo eso, fue resistencia pura", concluyó.