En diálogo con El Refugio, Allasino señaló que “es un proyecto que estuvo atravesado por la pandemia pero finalmente se concretó y nos hace muy feliz, con una carga emocional muy especial”.
Asimismo, explicó que “es una obra que habla acerca de la creación y profundiza sobre las relaciones abusivas que están instaladas estructuralmente en nuestros vínculos y a veces pasan desapercibidos”.
En esa línea, amplió que “permite un abordaje desde un lugar de discusión, donde existe una manipulación de la realidad. Se intenta crear un dispositivo que documenta las certezas o preguntas sobre intenta tan complejo como es el abuso”:
Para finalizar, Marcelo Allasino, sentenció: “La obra se pregunta si un error puede desencadenar una tragedia”.
Actúan Agostina Prato y Nahuel Monasterio, con música y puesta sonora de Nico Diab, escenografía de Ignacio Riveros, iluminación de Leandra Rodríguez con ayudantía de Agustín Valle, vestuario de Uriel Cistaro realizado por Patricia Mizraji, dibujos de Clara Esborraz, dispositivo visual de Mauricio Casaretto y Fabián Kesler.