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“LA ECONOMÍA DE MERCADO FUE UNO DE LOS VECTORES DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA”
HISTORIA NOCTURNA

“LA ECONOMÍA DE MERCADO FUE UNO DE LOS VECTORES DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA”

Por leopoldo coda / 13 de October, 2021
La investigadora Ana María Presta señaló que ese modelo reemplazó al de “reciprocidad” que existía entre los pueblos originarios.



La investigadora principal del Conicet, Ana María Presta, se refirió a la conquista de América por parte de los castellanos y analizó el concepto de raza. Sostuvo que se trata de un término “muy polisémico” que va mutando “conforme al desarrollo de los poderes hegemónicos que hemos visto a partir del siglo XIV”. Para la docenta de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA, “no es lo mismo decir raza en el siglo XIV que en el siglo XIX en el marco del positivismo unilineal donde tiene una conceptualización biologicista, fenotípica y de inferioridad a partir de rasgos y procedencias; mientras que en el momento de la conquista de América raza es todo lo no cristiano y católico”. En tal aspecto, destacó que “los castellanos llegan a esta región con un bagaje de su cultura donde el centro de su vida es la cultura y la religión católica. Si hay raza, la mezcla es perniciosa. Y acá vamos a tener un mestizaje pertinaz desde la llegada de los españoles, y el mestizo es un manchado”.

Por Radio Provincia, explicó que los pueblos de los andes tenían “indicios” de que se acercaban los españoles debido a que “había habido tres o cuatro desembarcos previos de gente que venía desde el Pacífico por tierra firme. Incluso el mismo Francisco Pizarro había tenido un intento de llegada pero naufragó con los llamados Trece del Gallo y se volvió a Panamá para reorganizar la expedición”. Luego, los españoles se encontraron con un grupo indígena en una zona que ellos llaman yungas, que está en la región costera y que, según Presta, “los reciben con mucha alegría, pensando que son liberadores de los incas y les abren camino hasta llegar a Cajamarca. Mientras van en camino y negocian con Atahualpa se produce la instancia sucesoria típica en los andes, en el momento en que las élites pujan por el poder cuando muere el inca. Ahí se produce lo que la historia oficial menciona como la guerra civil entre los cusqueños y los cajamarqueños, entre Huascar y Atahualpa. Es ahí cuando se apresa a Atahualpa y se lo ejecuta en 1533”.

La especialista en temas indígena destacó que “un imperio de alrededor de 10 millones de personas fue conquistado por 168 que acompañaron a Pizarro, que ingresaron a Cajamarca y empezaron a explorar y a fundar comunidades, por cuando no dejan de hacer negocios ni medio del caos y las luchas fratricidas entre los indígenas”.

Presta recordó que “durante el Tahuantinsuyo, los individuos tenían franqueada una parcela para su producción. Entonces en esa etapa nadie es rico pero tampoco les falta nada. Esto va a marcar una enorme diferencia con la llegada de los españoles, donde la seguridad social y la manutención de los individuos les interesa bien poco”. Por el contrario, señaló que “hay una gran cantidad de riquezas que para los indígenas tienen un valor suntuario, que los españoles mueren por ellas”.

La investigadora sostuvo que con la caída del Tahuantinsuyo consumada, “se descabeza el estado macro y quedan reorganizándose las sociedades de jefaturas, en cabezas de las cuales están los caciques. Algunos de ellos son grandes señores que tienen un poderío y una administración con un alcance regional más que local”. Al mismo tiempo, indicó que “la noción de propiedad privada no existe porque no existe la economía de mercado y es lo que traen los españoles. Ese tema es uno de los vectores de la desestructuración”. Presta subrayó que hasta la llegada de los castellanos, “los principios básicos de vinculación entre los individuos es la reciprocidad que es el intercambio alternado y simétrico de bienes y trabajo. También existe la redistribución y una forma en que el inca redistribuía era a partir de las prestaciones rotativa del trabajo. Mientras el campesino trabajaba para el Estado en los campos de cultivos, el inca garantizaba la supervivencia con ropa, comida y fiestas”. La historiadora aclaró que “si bien reciprocidad continúa con los españoles, se corta la redistribución. En ese marco nace una figura intermediaria, que es la del señor de indios, que tiene la posibilidad de ofrecer la mano de obra de sus indios a cambio de comida y bebida”.

Por otro lado, Presta afirmó que “después de Pizarro van a llegar otros españoles desde México, Panamá y las islas del Caribe y todos ellos vienen acompañados de sus hijos mestizos, esclavos y caciques. Ahí empieza un gran coctel de mezcla entre personas que son totalmente diferentes en religión, cultura, prácticas, relaciones laborales. Entonces esto es un tubo de ensayo muy fuerte sobre lo que va a ocurrir a lo largo del siglo XVI y que se consolida en el XVII, donde vamos a tener una colonia bien armada con un sistema de explotación de los indígenas de altura para concurrir a la mina y de los grupos indígenas transformados en comunidades para disciplinar a la mano de obra y evangelizarlos”.

Para la investigadora del Conicet “esa desestructuración implica por otro lado una vitalidad de los pueblos indígenas y una reestructuración a partir de la adecuación de sus propias culturas, de su lengua y creencias religiosas en una suerte de reconfiguración colonial de sus grupos sociales, con sus instituciones y tenencia de la tierra, que justamente es un valor de cohesión material y social”.