El historiador e investigador del Conicet, Ezequiel Adamovsky, aseguró que “es difícil” determinar si el racismo está creciendo en la Argentina o si se está manifestando de forma más virulenta. Sin embargo, arriesgó que “está más a flor de piel porque está en retroceso” como consecuencia de las discusiones que se establecieron en los últimos 15 años. Según detalló, “por primera vez está en debate el racismo, los privilegios de las personas de tez blanca y origen europeo y la narración identitaria del país, lo que genera mucha angustia y ansiedad de las personas que tienen sus privilegios”.
En declaraciones a Radio Provincia, manifestó que “las sociedades de América Latina tienen en común el origen colonial, y la colonia construyó jerarquías de clase, apoyándose en cuestiones étnicas-raciales”. En ese sentido, agregó que “ellos mismos decidieron que los españoles eran superiores y que debían ser servidos por los ame-indios. Esta combinación entre clase y raza ha hecho que sea tan difícil en nuestros países separar la clase de la raza”.
El profesor en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de San Martín explicó que “hay miles de pequeños mecanismos que aseguran la continuidad de este esquema inicial, que es que las personas de piel más oscura y de rasgos menos europeos tienen menos oportunidades”. Asimismo, puntualizó que “si uno ve cuáles son las zonas más favorecidas y desfavorecidas económicamente encontrás un patrón demográfico en el que las zonas más pobres del país son las que tienen un porcentaje de población mestizada más alta, mientras que las inmigraciones europeas más recientes se establecieron en las regiones más ricas del país”. Asimismo, mencionó que “cualquier trabajador sabe que si tiene piel oscura no reúne las pautas de lo que suele llamarse ‘buena presencia’”.
Adamovsky sostuvo que, “cuando uno compara, podemos ver que Argentina y América Latina han tenido sistemas legales que desde muy temprano aseguraron la igualdad ante la ley sin importar el color de piel o el origen étnico, mientras que en Estados Unidos hasta hace muy pocos años hubo una discriminación formal por el color de piel”. Sin embargo, mencionó que “en la Constitución de 1853 se colaron dos artículos que marcaban esa diferencia. Mientras asegura derechos para todos por igual, está el artículo que dice que la inmigración que hay que fomentar es la europea y el que garantiza la libertad de culto pero ordenaba al estado nacional a convertir a los pueblos originarios al cristianismo”.