Federico Falco es un escritor cordobés, autor de obras como “222 patitos”, “La hora de los monos” y “Un cementerio perfecto”, entre otras novelas y poesía.
En diálogo con Osvaldo Quiroga en El Refugio, habló de “Los llanos” y aseguró que en esa producción se propuso “poner en palabras la experiencia de las cosas que me gustan, que tienen que ver con la naturaleza, el observar, pasar tiempo en determinados paisajes. Siempre es un desafío comunicarlo”.
Admitió que “me costó mucho encontrar el tono en esta novela y algo que me ayudó fue ir leyendo distintos fragmentos a las lecturas que me invitaban y ver cómo funcionaban: si el público prestaba atención, si se aburría y así fue sintonizando un tono que me parecía que funcionaba”.
El autor reveló que “mis abuelos vivieron siempre en el campo y hay fragmentos de la novela que son recuerdos de mi infancia. También estudié unos años agronomía y hay cosas que por ahí vienen de ese lugar. Algo que siempre me costó fue identificar a los pájaros. Me siento más cómodo cuando puedo diferenciar las especies, pero con los pájaros siempre me cuesta”.
Falco adelantó que en la novela está presente esa curiosidad por los pájaros y agregó que “siempre me interesó cómo escribir el paso del tiempo (…), narrar momentos donde no pasa nada, donde los cambios o las crisis se dieron antes y simplemente no está pasando nada. El personaje habita el tiempo y el espacio, pero los días son un poco igual a otro”.
Para hablar “del tiempo donde no pasa nada, lo hice contando la huerta (…) equiparar la soledad del personaje con el invierno, donde los días son más cortos y lo obliga a estar encerrado”, señaló.