La poeta, actriz y editora de El Salvador, Susana Reyes, se refirió a su obra y las influencias que tuvo y habló sobre la situación actual en el país que sufrió cerca de 40 años de enfrentamiento civil.
En declaraciones a Radio Provincia, manifestó que “nací y aún vivo en un barrio muy pobre de El Salvador” y destacó que tuvo a su abuela como pilar para convertirse en escritora. “Recuerdo que siempre me hablaba de Nicaragua y me recitaba textos de Rubén Darío. Mi mamá me decía que yo había heredado el gusto por el arte de ella. Nunca encontré límites en su cariño”, indicó.
Por otro lado, indicó que “desarrollé el hábito de la lectura curioseando los libros de mi hermano. Leía un montón de libros interesantísimos que tenía. Me gustaban como objetos, más allá de que a veces no los entendía” y agregó que “comencé a trabajar en una imprenta en la Universidad donde me gradué de Letras y así todo se fue colocando”.
En ese marco, Reyes dijo que “de adolescente reunía poesías, las recortaba, las trascribía, y empecé a escribir de bien grande”. Al mismo tiempo admitió que “no sé si llegué a tener mi propia voz, siento que estoy explorando” y subrayó que “me encantan Borges y Cortázar y siento que me dejaron como un eco en el lenguaje”.
Asimismo, resaltó la impronta que Roque Dalton y Clarivel Alegría le dieron a las y los escritores latinoamericanos. La actriz sostuvo que “Roque Dalton es un poeta de nuestra literatura. Es un parte aguas en cuanto a la palabra y su estética. Fue un antes y un después porque escribimos influenciados en su obra y como mira la realidad”, mientras que “Clarivel Alegría es un regalo del universo. En su poética y en su narrativa Salvador está tan presente como Nicaragua. Desde ambos países miran Centroamérica e irradian hacia el mundo”.
Por último, se refirió al conflicto que oscureció al país. “Crecí en una sociedad enfrentada. Pasamos un proceso de 40 años de preguerra con una feroz represión que ejercía el gobierno militar y de la mano de la teoría de la liberación y las comunidades eclesiales de base empezamos a vibrar la idea de los derechos de la gente”, sintetizó, y enfatizó que “en el 79 se declaró la guerra armada que marcó a todos porque produce una diáspora y unos cinturones de miseria en la ciudad, que tiene un crecimiento desordenado”. “Después –dijo- del gran desencanto que fue la izquierda que tuvo dos gobiernos, y ahora la gente que está muy decepcionada y desconfiada. En El Salvador estamos en un círculo virtuoso del que no salimos”, cerró.