Elian Chali es artista, escritor y fotógrafo que se define como “activista disca”, ya que sufre una displasia ósea severa. El cordobés de 33 años estuvo en más de 30 países en los últimos 15 años de su vida, en los que realizó distintas intervenciones de grandes dimensiones en espacios públicos. Su último trabajo la realizó en Marruecos donde plasmó una obra y brindó una conferencia con sus ideas y propuestas.
Por Radio Provincia sostuvo que “casi todas mis elucubraciones suceden en el contexto urbano”. No obstante, apuntó que en la actualidad “no hay ninguna ciudad que me llame la atención ni hay un contexto en el que quiera trabajar”, por cuanto “solo me interesa el rato que pase en ese lugar, poder arrebatar algo de esa experiencia, llevarlo a mis tripas y ver qué pasa ahí”. El activista señaló que “llevo adelante un lenguaje que busca generar sensaciones. Es el único programa que llevo adelante en mi vida. Es un saber no académico que tiene más que ver con los nudos estomacales que otra cosa”.
Chali puntualizó que “crecí en el Barrio Juniors de Córdoba, en el que se habitaba mucho la calle. Cuando las infancias no tienen un espacio donde experimentar algo de autonomía, sucede lo que pasa con la explosión de los countrys y crece ‘lo libertario’. Habitar el espacio público es parte de una construcción de sí”, aseguró.
Asimismo, manifestó que “pensar la identidad disca nos trae un montón de problemas”, por cuanto “la identidad puede ser una perspectiva o un lugar para habitar temporalmente”. Explicó que “salir del armario de la discapacidad no supone una salvación sino un problema porque una vez que empezás a identificarte como sujeto de derecho y sujeto de opresión, lográs reconocer los conflictos de la coyuntura donde vivimos”. De todos modos, aclaró que “prefiero morir triste y habiendo visto la realidad como es, y no vivir ciego y feliz”, debido a que advirtió que “cuando pude reconocer mi derecho a la salud mi trabajo tomó otra dimensión. La pintura no era solo pintura sino también performance y me permitió construir esta ensalada que soy hoy”.
El artista reveló que “no tengo obra social y nunca la tuve a pesar de que soy monotributista y eso es un conflicto que me acompaña toda la vida”. En ese marco, enfatizó que “las personas que estamos sobremedicalizadas o que somos dependientes del aparato clínico médico es un problema porque supone arreglárselas de otra forma. Si bien eso es una potencia porque me ha traído una cantidad de saberes que va por fuera de las instituciones médicas y académicas, también es complejo cuando te tenés que hacer un reemplazo completo de una pierna y no tenés un mango para hacerlo”. Asimismo, valoró que “todas esas tensiones fueron construyendo el sujeto político que habito”.
Por otro lado, destacó que “cualquier persona que decida habitar el espacio público ya está haciendo un acto político”, y argumentó “no me interesa si la obra de un artista me habla de todos los conflictos políticos posibles de manera conjunta y los puedo identificar en el primer encuentro. Me importa que a ese artista no se le mueren las plantas, si trata bien a su perro, cómo se comporta con el mozo de un bar. Pensar que lo político está solo en lo militante es una idea vieja y que está deteriorado”.
Ciclo sin forma 2021 / Inadecuaciones
Por otro lado, el artista callejero Elian Chali promocionó el Ciclo Sin Forma / Inadecuaciones que lo tiene como uno de los dispositivos de apoyo. Se trata de un evento que se lleva adelante en Córdoba desde el 14 de octubre hasta el 5 de noviembre 2021 e incluye un programa de actividades y experiencias en los márgenes del arte contemporáneo. “Encuentros, diálogos, conferencias, lecturas, talleres y performances para habilitar vinculaciones vivas, centradas en la potencia del intercambio y el cruce de derivas para el abordaje de contenidos con estrategias sensibles y flexibles”, describe la página que lo promociona www.elgranvidrio.com
En tal aspecto, Elian indicó que “lo que pasó se puede ver en los registros y lo que viene es muy potente” y resaltó que “cualquier tipo de relación con mayor o menor grado de representación de poder que habilite autonomía a la otra persona, es un lugar que potencia. Entonces el ciclo tiene que ser autónomo, y no independiente porque la independencia es un lugar solitario y la interdependencia es grupal, más rizomática”.
También habló sobre la fiesta que cerrará el evento y subrayó que “las personas con discapacidad, en el marco de las minorías segregadas alrededor del mundo problematizan sobre el acceso al trabajo, al mercado del deseo, cómo puede ser la fiesta, el goce, el entretenimiento, el esparcimiento, el óseo un lugar de disputa también. La fiesta y la noche es un lugar de producción de sentidos. Se trata de una experiencia a través de diferentes sentidos, con una instalación bastante grande, un poco performática, donde uno puede entrar y salir”.