El escritor Pablo Bigliardi radicado en el centro de Rosario contó cómo convirtió su peluquería en un centro cultural. Autor de los libros Determinación, El santo del saco viejo, REM y Al pie del sillón, manifestó que su negocio nació en el garaje de su casa, donde sus compañeros de la Facultad de Comunicación Social se acercaban para que les cortara el pelo y, mientras tanto, compartían lecturas.
“Los libros siempre estuvieron porque siempre había alguna conversación, hasta que a principios de año se me ocurrió armar una biblioteca dentro de la peluquería. Puse dos mesitas como si fuera un bar y ahora mis clientas se sientan a leer mientras les toma la tintura”, manifestó y aseguró que ahora “son los propios escritores los que se acercan a sacarse una foto y hago reseñas de sus trabajos para promocionar en las redes sociales”. En ese marco –manifestó- se construyó un centro cultural en el que “pasa de todo”.
Por Radio Provincia, manifestó que “involucro a mis clientes con las lecturas y es la campaña que más me gratifica”, ya que “clientas que nunca habían ido a una librería hoy están yendo”. Asimismo, describió que la peluquería “es un show constante. Entro y no sé qué me pasa pero me transformo en una persona extremadamente vital y alegre”.
Respecto de sus libros, Bigliardi sostuvo que “Determinación es una especie de relato autobiográfico donde hablo de mi paso por la ESMA, donde estuve porque me vieja no sabía qué hacer conmigo. Ya estaba separada de mi papá, me iba muy mal en la escuela, tenía un hijo alcohólico. Me metió en ese lugar para que me corrigieran y no me corrigieron para nada”, ironizó. En tanto, describió que en Al pie del sillón realizó relatos de peluquería. “Es un libro de cuentos, con textos muy divertidos, que para escribirlos parto de una idea que generalmente no supera la oración y el resto lo invento”.
El escritor reveló que “la peluquería fue una necesidad en mi vida. Vine a Rosario desde Las Grutas y necesitaba aprender un oficio para sostener mi carrera en Comunicación Social. Yo quería ser escritor y escribo desde muy chiquito”, recordó. En ese marco, manifestó que “en mi casa éramos una familia muy humilde. Mi papá era ferroviario y mi mamá peluquera y el sueldo no alcanza nunca”. Sin embargo, agradeció el esfuerzo que hizo su madre para regalarle la colección de Billiken, por cuanto ya advertía su don para escribir. De todos modos, reflejó que el hecho que más lo marcó sucedió a los 10 años, cuando leyó Las Tumbas, de Enrique Medina, una novela que comienza con la descripción de una violación de un nene de 6 años en un orfanato.