El nadador que obtuvo la medalla de plata en la prueba de los 100 metros espalda S6 en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020/21, Matías De Andrade, fue uno de los catorce deportistas homenajeados en la apertura de las instancias decisivas de la trigésima edición de los Juegos Bonaerenses en Mar del Plata. En declaraciones a Radio Provincia dijo que “me sorprendió el reconocimiento” y valoró que durante el evento pudo reencontrarse con muchos atletas.
Nacido en Avellaneda, recordó que comenzó natación cuando se mudó con su familia a Alta Gracia. En ese momento tenía 5 años y acompañaba a su papá a la pileta. “Mi primer torneo fue en Mar del Plata”, sostuvo, ciudad a la que se mudó años más tarde para emprender sus estudios universitarios. “A los 15 fue mi torneo internacional importante, donde me fue muy bien, quedé rankeado entre los primeros 10 mejores del mundo y me ofrecieron dedicarme al deporte profesional”, enumeró.
De Andrade valoró el empujón que le dio su papá para que practicara deporte. “Mi viejo es ex combatiente de Malvinas. Es una persona increíble a pesar de las experiencias fuertes que vivió y superó. Nunca puso a la familia de por medio en sus problemas. Siempre nos dio todo lo que necesitamos y una vez que nos independizamos pudo encontrar su camino de nuevo”, analizó. Asimismo mismo, sostuvo que “esa sensación de que mi viejo es mi héroe fue muy fuerte a la hora de competir en Londres tanto en los Juegos Paralímpicos de 2012 como en el Mundial posterior. Quieras o no, se te cruza por la cabeza decir ‘este es un inglés’”. Sin embargo, admitió que “hablando con gente de ese país después de competir, me decían que ni se acuerdan de la guerra y algunos ni sabían que existió. Fue una cuestión política y lamentablemente la sociedad es la que la paga”, lamentó.
En cuanto a lo deportivo, el nadador argentino destacó que “no hay que volverse loco, uno hace esto porque le gusta pero fue muy estresante el camino hasta los juegos por las condiciones en las que entrenamos en la pandemia”.