La docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Arquitectura de la UNLP, Karina Cortina, destacó la importancia de proteger el patrimonio moderno de la ciudad de La Plata. La coordinadora de las Caminatas Jane Jacobs sostuvo que a partir de esa actividad que se realiza en más de 100 ciudades del mundo en la primera semana de mayo desde hace 10 años buscan “visibilizar el patrimonio moderno construido en el tejido local, obras que ponen en juego determinados relacionamientos con la ciudad en las instancias públicas, semipúblicas y privadas”.
En declaraciones a Radio Provincia, manifestó que el Festival Global Anual de Caminatas Jane Jacobs surgió en homenaje a la periodista que llevaba ese nombre y que “se encontró en una situación que la convirtió en una activista urbana y después en una gran referenta” en la materia. Según detallo “la historia que la pone en juego en esa situación sucede a fines de los 50 camino a su trabajo en Nueva York, cuando se encuentra que una de las plazas que atravesaba diariamente en bicicleta se iba a reconfigurar por la extensión de una autopista que iba a impactar en el lugar”. Cortina recordó que la activista “valoraba muchísimo su trayectoria en ida en bicicleta a su trabajo, la vivencia del barrio con esas características y la apropiación del lugar por parte de los vecinos, y que iba a quedar demolido por esta autopista. Jane lidera esa lucha que logra detener la construcción”.
Posteriormente, Jacobs editó el libro Muerte y Vida en las Grandes Ciudades, en el que –explicó- “trabaja la noción de la pérdida del barrio y de la familiaridad en el mismo”, y que “se vuelve referente en nuestra formación”, debido a que “su idea está basada en el desarrollo de una ciudad de 15 minutos, donde uno pueda resolver en ese tiempo las cuestiones de su vida diaria”.
Karina integra además el Tribunal de Disciplina del Colegio de Arquitectos de la Provincia y desde hace cuatro años promueve en La Plata el festival global de Caminatas que comenzó a desarrollarse hace una década impulsadas por un grupo de urbanistas de Toronto, Canadá, en honor al ideario de Jacobs y con el objetivo de “recuperar desde esas caminatas el reconocimiento del lugar donde uno reside”. En ese marco, expresó que “cuando iniciamos nuestra práctica teníamos ganado un proyecto de extensión vinculado a la apropiación social del patrimonio, y esto había coincidido con la inscripción de la Casa Curuchet a la lista de patrimonio mundial. A nosotros nos pareció un espacio de oportunidad porque masivamente se reconocía que ese tipo de arquitectura también era patrimonio. Esta inscripción nos habilitaba a visibilizar el patrimonio moderno construido en el tejido local y esa dignidad de la obra que pone en juego determinados relacionamientos con la ciudad en las instancias públicas, semipúblicas y privadas”, cerró.