En el marco del Día de la Democracia, mañana, el docente de la UNLP y documentalista Pablo Torello recibirá el premio Azucena Villaflor, madre de Plaza de Mayo que fue desaparecida y asesinada durante la última dictadura militar, por el documental "Historia de Aparecidos".
En Siete Colores, por FM 97 UNE el profesor de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social destacó: “ Éste reconocimiento, en lo personal, es un momento de mucha alegría y mucho orgullo porque es un premio que entrega el gobierno nacional y lleva el nombre de una luchadora de los derechos humanos, que está íntimamente ligada a la producción por la que mañana voy a ser premiado. Además es un reconocimiento al trabajo colectivo del área de Audiovisual de la Facultad y a la película en si”.
Y destacó que pese a que cuando intentaron acercarse a diferentes espacios para denunciar lo que la investigación arrojaba “no encontraron eco” ; luego, la presentación de la película en el Teatro Argentino, “ se tomó como una denuncia pública, y la Justicia Federal impuso una medida de no innovar en el lugar que especificaba la obra e instruyó al Equipo Argentino de Antropología Forense para que empiece a trabajar allí. Y finalmente se logra restituir los restos de los desaparecidos a las familias”.
“Hoy los cuerpos están identificados. Tienen una santa sepultura en la Iglesia de la Santa Cruz y las cenizas de Azucena Villaflor, víctima de los vuelos de la muerte, descansan en Plaza de Mayo” aseguró.
Torello contó que en la UNLP, los docentes realizan trabajos de extensión en el territorio, y en 2001 había clases en una extensión en Partido de La Costa.
“Allí, dos estudiantes empiezan a contar sobre los relatos de pobladores que hablaban sobre aparición de cuerpos durante el verano de 1977 y 1978, y a partir de allí comienza el documental” recordó. Y agregó: “En principio empezamos a rodar una película, que nació con el interés de recuperar esos relatos orales”.
Sin embargo, Torello explicó que “cuando empezaron a encontrar asentamientos legales sobre qué se hacía, durante la dictadura, con esos cuerpos y datos sobre las sepulturas NN en un cementerio, esa recopilación de relatos, poco a poco, se fue transformando en la posibilidad de reconstruir el circuitos de esos cuerpos”.
En ese marco, el documentalista admitió: “La película ideal de todo realizador, hubiera llegado hasta, el reconocimiento de los cuerpos pero la sociedad no me lo proponía. Estuvimos años denunciando esta investigación que nos llevaba al cementerio de Lavalle, pero no encontramos eco”.
“Sabía que tenía la huella digital de un desaparecido, víctima de los vuelos de la muerte en mi casa. Pero, esa huella estuvo por dos años en la biblioteca de casa y no se lo pude decir a sus familiares” lamentó Torello.
Y reflexionó: “Llegué a pensar, ‘Che no será que esto es una metáfora de que la sociedad no quiere desenterrar esos cuerpos. Sin embargo, la película la empezamos a rodar en enero de 2002, con el país prendido fuego. Mientras rodábamos, el gobierno cambiaba 4 o 5 presidentes. Y, la terminamos de estrenar un mes después que el gobierno de Néstor Kirchner derogó las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. A veces la sociedad empuja, otras frena. Y ahí está el resultado”.
Y por ello aseguró: “La política de Derechos Humanos en manos del Estado han sido centrales en la forma en que la sociedad, el pueblo ha tratado de reconstruir la historia. Las sociedades son también acompañadas por las políticas de Estado”.
“Es decir que esta película fue posible en un tiempo histórico, porque los vecinos costeros se animaron a contar en determinado momento y no antes. Y, entonces, esas oleadas en las que la sociedad y los gobiernos se van acomodado son centrales y tenemos que preocuparnos mucho para que no tengamos diputados, legisladores, que se presenten y puedan ser electos y representar a la sociedad y sigan hablando de la teoría de los dos demonios” agregó.
Pues, en Argentina “hubo terrorismo de Estado, desaparecidos, se asesinó y torturó gente, se robaron bienes, se robaron chicos que todavía estamos buscando. En esto el Estado tiene un rol fundamental y también la sociedad debe estar con un oído en los organismos de derechos humanos” concluyó Torello que no perdió oportunidad para también señalar que durante el Macrismo, gestión que discutió la cantidad de desaparecidos, el Premio Azucena Villaflor “se dejó de entregar”.
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