El escritor a tiempo completo, Enzo Maqueira reflexionó sobre la necesidad de defender los derechos laborales de los autores, denunció que “las editoriales están acostumbradas a financiarse a través del mal pago a los escritores” y pidió la intervención del Estado en una industria “que viene funcionando a los ponchazos”.
En No Corras, por FM 97 UNE el también periodista de Radio Provincia detalló: “Si vas a una reunión de editores verás que todos pueden vivir de los libros. Sin embargo esa situación no se da entre los escritores”.
Maqueira detalló que a un autor, un libro, le puede llevar entre “1 y 5 años” y como consecuencia de que ese proceso está tan mal pago, en las editoriales “tenemos una literatura escrita por gente que puede pagársela. Está escrita por el sector más pudiente de la sociedad, que es la que puede comprarse el tiempo para hacerlo. Y nos estamos perdiendo de mucha literatura porque hay gente que no tiene tiempo para hacerlo o que lo hace a contramano a deshora porque debe trabajar de otras cosas para vivir. Y eso genera una industria que no explota todo lo que podría explotar y no genera todos los ingresos que podría generar”.
“Hay muchos vínculos entre autores y editoriales. En el mejor de los casos, si estás entre los autores más conocidos, te dan un adelanto por presunta venta y un 10 por ciento sobre el precio de tapa de cada libro vendido, que además se paga cada 6 meses. La librería se lleva el 30 por ciento del valor de esa obra y la distribuidora, el 40 por ciento. Es decir que el que menos cobra es el autor. Sin embargo, lo más usual es que te publiquen pero que no te den nada, o te entreguen 10 libros para que te arregles”.
Maqueira, detalló que los escritores aportan a la industria cultural que le genera al país los mismos ingresos que la del Turismo. “Y dentro de la Industria Cultural, lo que más genera ingresos son los productos audiovisuales y luego la industria editorial. Es decir que no es que peleamos por limosnas, queremos el reconocimiento. Pues, somos la semilla de esa industria pero somos el último orejón del tarro a la hora de repartir los dividendos.”
En ese marco, el escritor admitió que también hay promover que una “toma de conciencia dentro del colectivo de escritores” y empezar a pensar al libro “como un producto que ingresa al mercado. Hay que hablarlo así claramente por cuanto a veces hay prurito a la hora de pensar al libro como un producto. Pero es un producto, tiene un valor simbólico enorme, que nos encanta, que funda nuestra cultura. Pero, una vez que uno lo publica y está en una vidriera, es parte del mercado”.
“Entonces, yo como autor soy socio de esa editorial y quiero la parte que me corresponde como socio. O seré empleado, y entonces quiero los derechos laborales que me corresponden. Pero, lo que no puedo ser es el loquito inspirado, artista, que tira un libro y se va a escribir otro mientras todos viven de mi libro menos yo”, aseguró.
Y por eso destacó que desde la Unión de Escritores y Escritoras vienen impulsando “la Ley del Libro, una norma que propone la creación del Instituto Nacional del Libro, que sería una entidad similar a lo que es el INCAA para el Cine. Este organismo estatal tendría como objetivo organizar, distribuir, federalizar y establecer reglas claras y justas dentro de la industria del libro”