La médica toxicóloga, Mónica Nápoli, responsable de "Hablemos de doping y adicciones" definió la situación que se vive como consecuencia de la droga adulterada que se vendía en Puerta 8 como “una intoxicación masiva” y destacó que “hay mucha preocupación porque no se saben los números reales de las personas afectadas ni el producto que se encuentra en la cocaína”.
En Siete Colores por FM 97UNE la profesional de la salud detalló que “los médicos que están en las trincheras trabajan para atender los síntomas y los bioquímicos están estudiando los productos decomisados para saber cuáles son los productos que, además de la cocaína, están dentro del polvo blanco que han comprado los consumidores”.
Además, Nápoli aseguró que "probablemente aparezcan más casos", por lo que pidió que "se pueda saber rápido qué producto está contaminando la cocaína para poder asistir más rápidamente a quienes concurren a las guardias", debido a que "por ejemplo, en el caso de que fuera fentanilo, tenemos como antídoto la naloxona".
Respecto a la posibilidad de que allí se encontrara veneno para ratas, la especialista indicó que "los raticidas son productos que no tiene un efecto fulminante inmediato. Por eso me parece que no puede ser". Y reveló que "pensé que podía ser cianuro o un producto derivado del opio", porque además "muchas veces se busca la asociación psicoactiva de varios productos para producir una experiencia diferente para el consumidor".
Asimismo, insistió en que "es raro que se use fentanilo para estirar la cocaína porque es una sustancia costosa, y si se estira la droga, son con cosas más baratas”, al tiempo que "puede haber varias sustancias de la familia de los opioides, pero es importante saber cuáles para poder atender a los internados. Pues, en principio, cuando llegan estos casos a las guardias, y se desconoce cuál es el producto tratamos los síntomas. Nos conformamos con ir solucionando los síntomas en el momento".
Por otra parte, Nápoli detalló que "el que elabora estos productos no es un idóneo, un bioquímico ni un químico. Es alguien que lee una receta. Pueden haber confundido un polvo con otro, o haber confundido las dosis". "Puede haber sido un error involuntario o alguien que pone algo para perjudicar a los consumidores. Esto segundo es algo impensable porque generalmente, el que conoce sobre narcotráfico, sabe que no quieren que dejen de comprar", aseguró.
Y concluyó: “Es imposible que los consumidores puedan percibir las adulteraciones salvo que sean muy burdas, porque generalmente no alteran ni el sabor, ni el olor ni el color del producto, dado que eso generaría que todos se den cuenta, hasta sus realizadores. De hecho en los decomisos, lo único que se sabe es el color de los envoltorios, que es color rosa. No se sabe nada más. No hay otra característica con la cual alertar a la población. Hay que esperar los resultados toxicológicos”