Caputo describió la situación geológica y destacó que "el mar tiende a llevar la línea de costa a una línea recta, erosionando las salientes al mar y rellenando las entrantes hacia tierra, por ello, erosionar esas salientes en línea recta implica la destrucción de las costas de manera natural".
Este proceso, "se ha incrementado en las últimas décadas, debido al calentamiento global que está siendo agravado por la acción del hombre". De esta manera, Caputo recordó que "estamos acostumbrados a pensar el médano y las playas como unidades pero corresponden a un mismo conjunto".
Entonces, “si se construye en la costa, rompemos el equilibrio natural entre el médano y la playa, se produce el agravamiento del sector de la costa”.
De este modo, el especialista resaltó que las ordenanzas para regular la construcción frente al mar no alcanzan. "Estamos muy desprotegidos porque los municipios no tienen injerencia en las costas porque es jurisdicción provincial”.
Ricardo Caputo, ejemplificó la situación a partir del "Código del Agua, que establece que se debería construir a partir de los 100 y 150 metros desde la línea de ribera, que no es estática y se modifica por los procesos erosivos”.
Al historizar lo sucedido con las costas bonaerenses, Caputo recordó que “la deriva litoral, en el caso de la provincia de Buenos Aires es de sur a norte, en el caso de Mar del Plata se ve interrumpida por el puerto y los espigones, al ir al norte de Mar del Plata, ya no hay playas. Lo mismo sucede en Necochea, donde, al tener una enorme defensa el puerto de Quequén, hace que la deriva litoral acumule la arena en sus playas, mientras que en Bahía de los vientos y Costa bonita (Necochea) casi no hay arena con casas a punto de caerse”.
De este modo aseveró que “ha habido una ley de manejo costero para evitar el criterio de cada municipio, pero ninguno de esos proyecto funcionó por lo que se debe sin dudas a un negocio inmobiliario”.