El doctor en Historia e investigador del Conicet, Fabio Wasserman, presentó el libro "En el barro de la historia. Política y temporalidad en el discurso macrista", donde hace referencia al papel que ocupan las nociones de pasado y futuro en la búsqueda por construir un modelo de sociedad y de país.
En declaraciones a Radio Provincia aseguró que “en los últimos años cambió la forma en que nos relacionamos con la temporalidad”. En ese sentido, explicó que “ir al pasado a ver en qué otros momentos de la historia ocurrieron fenómenos similares a los actuales nos permite iluminar el tiempo pasado y el presente” y ejemplificó que “la Revolución de Mayo provocó un cambio en el sentido de que las personas pensaban que en poco tiempo sucedían muchas más cosas que antes y el futuro empezaba a tener cada vez más peso como orientador de las cuestiones sociales”.
Según el docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, esa idea predominó en los siglos XIX y XX. En tanto, reveló que algunos autores “plantean que desde hace dos o tres décadas eso se rompió y ya no predomina el pasado ni el futuro, sino el presente”, debido a que “el pasado ya no ofrece orientación para entender los acontecimientos pero el futuro tampoco porque hay una caída de las expectativas acerca de hacia dónde vamos”. Sin embargo, Wasserman enfatizó que “sí creo que el pasado y el futuro siguen orientando las experiencias y dan a la sociedad claves interpretativas acerca de quiénes somos y hacia dónde queremos ir”.El investigador adelantó que en el libro “muestro que, en el discurso del macrismo, el futuro y el pasado tienen un papel muy importante”. El autor de la obra admitió que primero interpretó que “el discurso macrista estaba muy formado por una postura neoliberal donde lo que importa es el futuro y que el pasado no nos orienta”. En tal aspecto, recordó el cambio en las figuras de los billetes nacionales. Sostuvo que “una fuerza política de derecha tradicional los hubiera cambiado pero no hubiera puesto animales”. Además, apuntó que “el Banco Central argumentó esa decisión contraponiendo ‘vida y muerte, entre futuro y pasado’, y Marcos Peña dijo que ‘el pasado es la muerte y el futuro es la vida’”. Según el analista, “esto tiene dos raíces: una fuertemente ideológica y otra como una manera de diferenciarse del kirchnerismo que sí había hecho del pasado un elemento central en la constitución del discurso”.
No obstante, aclaró que releer su trabajo y discutir en las redes sociales “me permitió darme cuenta de que sí tiene una representación del pasado y una interpretación de la historia nacional”. En ese contexto advirtió que se trata de “una beta mucho menos explicitada pero que aparece todo el tiempo, sobre todo cuando hay conflictos”.
Wasserman apuntó que “en el Foro de Davos de enero de 2018, Mauricio Macri dijo que era natural que la Unión Europea y el Mercosur llegaran a un acuerdo porque en Sudamérica todos descendemos de europeos. En esa frase hay toda una interpretación de esa historia”, por lo que se preguntó “cómo se puede hacer política si no tengo una interpretación histórica del país y la sociedad argentina”.
Por lo tanto, concluyó que “lo que une al discurso macrista es el antiigualistarismo y antipopulismo, que en Argentina es antiperonismo o simplemente gorila”. El historiador sintetizó que el proyecto que encabeza el empresario busca “poner fin a esa ancla en el siglo XX y la forma en que está estructurado el Estado y la sociedad, que –entiende el macrismo- es incapaz de responder a los desafíos del Siglo XXI”. Por lo tanto, dijo que "busca poner fin a buena parte de las tradiciones, instituciones políticas populistas y nacionalistas para poder generar un estado de cosas nuevas que permitan liberar las capacidades de los individuos”.