Con gran éxito se presenta en el cementerio de La Plata la obra de teatro “Pequeño gran muerto”. Su director, Nelson Mallach, aclaró que “no trabaja sobre el miedo ni los lugares convencionales sobre los que se piensa el cementerio”.
En efecto, la pieza refiere “al escritor Matías Behety, que vivió poco tiempo en La Plata antes de morir, en 1885. “Elegimos el cementerio no de manera caprichosa sino porque trabajamos en el espacio donde se encuentra su tumba y la asociación del cementerio con el escritor no sólo tiene que ver con que esté enterrado, sino porque en 1908 su cuerpo fue exhibido durante dos semanas en la capilla del cementerio”.
En diálogo con Revolución Solar, explicó que si bien el escritor había sido enterrado en el cementerio de Tolosa, “su cadáver estuvo desaparecido” en el marco del traslado al cementerio de La Plata. “Cuando abren el cajón para tratar de identificarlo, encuentran que está momificado. Por eso lo llamaron la momia de Tolosa”.
Seguido, Mallach sostuvo que “uno piensa en el cementerio y hay algo de morbo, pero lo poderoso es la historia de Matías. No es una biografía convencional, nos basamos en un libro que encargó la familia de Matías, desempolvamos ese archivo y lo trasladamos a la escena, aparecen retazos de esa vida (…) y vuelve a suceder el traslado de los restos al cementerio”.
Matías Behety “fue de la primera promoción del Colegio Nacional Buenos Aires, era un tipo brillante, del que se esperaba que fuera un cuadro político pero elige la bohemia” y “muere tuberculoso en La Plata”.
“El clima incide completamente sobre las funciones, siempre se hacen al atardecer, es el momento ideal para esa expresión artística. La tumba está en una plaza, porque se cementerio replica la estructura de la ciudad. Eso nos permitió generar la obra, porque si estaba en un pasillo era casi imposible. La acústica es fenomenal, los ruidos de la calle no se escuchan y sólo usamos electricidad para cuando toca el pianista”, consignó el entrevistado.
Además, destacó que en esta obra “no se da la convención del espectador quieto, sentado, tenés que trabajar y estar activo. Desde que estrenamos el año pasado hicimos tres funciones por fin de semana y se agotan con mucho tiempo de anticipación. Desde las personas que se vinculan con la actividad teatral, hasta gente que viene porque la escuchó y alucinan cosas diferentes”.
La obra se presenta los sábados a las 17 y domingos a las 18. Las entradas se consiguen por Alternativa Teatral.