"A los 17 años yo estaba entrenando con el plantel de primera de Los Andes y me tocó el servicio militar y cuando salí en marzo del ´82 volví al Club y recuerdo que después de una semana del 2 de abril me tocó jugar contra San Lorenzo, que estaba en la B en ese tiempo, yo estaba en la Reserva. Al otro día leí el diario para ver algo del partido y decía que mi compañía estaba acuartelada y llamé desde un teléfono público lejos de mi casa porque no había cerca, vivía en Ingeniero Budge. Cuando llamé me dijeron que era uno de los dos o tres que faltaban y me iban a llamar. Al otro día me presenté, me entregaron la ropa y al día siguiente viajamos al Sur y no tuve posibilidades de avisarle a mi familia. El 15 de Abril a las cero horas llegamos a Malvinas".
Escobedo relata esa llegada a territorio Malvinense. "Ni bien se abrió la puerta del avión nos recibió un clima muy hostil, viento, lluvia, mucho frío. Los primeros días fueron muy monótonos, pensábamos que el conflicto se arreglaba en forma diplomática y que en pocos días volvíamos a nuestras casas. Tenía en el pozo un compañero que tenía una radio chiquita y escuchábamos una radio uruguaya y nos enteramos que la flota británica venía. El 1° de Mayo atacaron los ingleses con los primeros bombardeos y empezaron a defender las baterías antiaéreas a las cinco de la mañana y fue terrible el miedo y ahí comprendimos que las cosas iban en serio".
La pos guerra fue para muchos muy traumática pero para el futbolista Esbobedo fue diferente. "Yo me crié jugando al fútbol, teniendo compañeros y que en grupo salimos adelante, eso me ayudó muchísimo mientras estuve en Malvinas. Nos juntábamos en el pozo y compartíamos lo poco que teníamos. Pero lo que viví ahí me ayudó también en el fútbol donde comprendí que no es la guerra, pero hay que compartir cosas y todos tenemos que estar juntos para lograr un resultado. Siempre una cosa me sirvió para la otra. Soy un agradecido no solo por haber vuelto de Malvinas, sino por volver a compartir un vestuario".