La cineasta Agustina San Martín dialogó con 'Club Lumiere' y confesó sus sensaciones acerca de 'Matar a la bestia', su primer largometraje: "en ningún momento imaginé que sería una película que le gustaría a la gente. Pensaba en un segmento de público más reducido pero muchos la fueron a ver dos o tres ves. Creo que todavía me estoy adaptando a la idea de que la gente ve la película."
La joven guionista y directora se refirió a algunas de las cuestiones que tuvo en cuenta al momento de construir la película: "la idea de la sexualidad, del deseo de la chica y de generar una trama donde las principales protagonistas son este grupo de mujeres, y también la idea de meter un poco de la opresión o contexto patriarcal. Lo que no era una idea fija era hacer una película feminista. Siento que eso fue sucediendo por determinadas idiosincrasias mías que se fueron traduciendo, y que asimismo, quise dejar en el lugar de lo poético. Si terminó sucediendo de esa manera, con esa mirada, era lo que pedía la película."
En cuanto a las tonalidades de colores, "en general casi toda la película es un poco cian, medio saturado, que sacamos principalmente de las imágenes del cine de terror más 'ochentoso'. Ése empezó a ser el camino del color de la película, y su contrapunto, fue el dorado. Así fuimos armando una especie de lucha entre el afuera y adentro."
San Martín explicó de qué manera eligió a los protagonistas: "desde un inicio quise apostar por un elenco que no fuera endogámico, que realmente cada uno hablara con su tonada. Creo que hay una armonía en esa cosa aparentemente amorfa. La protagonista Emilia (Tamara Rocca) fue la más difícil. Hicimos muchísimos casting. Buscamos algo muy específico y apenas vi a Tamara quedé hechizada. Con respecto a la tía Inés, también tenía ganas que la protagonista no fuera argentina, y así se dio con Ana Brun, quien -si bien es paraguaya- es un tipo de cara que puede ser muy misionera."
"En la película trabajamos mucho ese juego entre lo exuberante y lo oprimido, donde los cuerpos también evidencien mucho los contrastes. Hay una búsqueda para que las pieles resalten en la pantalla. Eso terminó de posicionar al cuerpo en un lugar muy significativo en la imagen de la película."
Para la cineasta, la música fue muy importante: "el sonido lo trabajamos con Mercedes Gaviria -sonidista y directora de cine colombiana- con quien ya había trabajado en 'Monstruo Dios'. Usamos un montón de sonidos de la selva para tratar de componer y reproducir ese mismo ambiente. En cuanto a la música, la compusimos con 'O Grivo', quienes son del sur de Brasil y hacen sonidos con objetos."
Consultada acerca de cómo se piensa una película en la actualidad, señaló: "la película es para verse en la pantalla del cine. Su fuerte es el nivel de los detalles y esto se pierde si la ves en un dispositivo, con el audio de la 'compu' o la luz prendida. Pero después de la pandemia tuve un cambio de paradigma y ahora tengo el foco en que también puedan verse en casa. Están apareciendo otras formas de cine y también me interesan."
Para finalizar, Agustina sostuvo que "la película estuvo en Brasil, ahora va para Francia y tendrá recorrido por muchas salas en distintos lugares. Después de eso estamos viendo la posibilidad que pueda verse en algún tipo de red. Por otro lado, siento que a la película ya dejé de pedirle cosas. Simplemente le agradezco haber existido y estoy muy contenta con eso."