En declaraciones a Todo Este Ruido por Radio Provincia explicó que “fue impresionante el caso, porque ocupo 15 años de mi vida, recién en 2017 quedó firme la condena. Y generó una controversia porque su imagen era de un cura amigable, con una obra social sobre que rescataba niños de la calle".
El 23 de octubre de 2002, Julio César Grassi, un sacerdote que estaba al frente de la Fundación Felices los Niños, fue acusado por abuso sexual y corrupción de menores. Luego el 10 de junio de 2009, el Tribunal Oral Nº1 de Morón, integrado por los jueces Luis Andueza, Jorge Carrera y Mario Gómez, lo condenó a i a la pena de 15 años de prisión, sentencia que en 2017, fue confirmada por la Corte Suprema.
Gallego puntualizó que “en esa época el caso fue conmocionante, Grassi era un cura y una de las cuatro personas con más poder en la Argentina, por encima de la Iglesia y sus superiores. Estaba en las asunciones presidenciales".
El abogado recordó que Grassi “se defendió con más de 30 abogados diferentes. Había una gran convivencia judicial para favorecerlo. Tenía un gran arsenal de defensa, mediática, jurídica y económica ".
En este sentido, el abogado querellante precisó que “había una patota en la puerta de los tribunales donde amenazaban a las víctimas y testigos”.
Asimismo detalló que en el año 2002 “fue una conmoción para la Iglesia, por el poder que el cura tenía en ese momento” y agregó además que Grassi “tenía una habilidad ante los medios, mentía”.
Al ser consultado por el papel del la Iglesia sintetizó Gallego que desde el clero sostenían que le tenían miedo. "Monseñor Laguna no se animó a testificar en el juicio, pero él fue quien me dijo que Grassi era un mafioso y un delincuente" y resaltó “nunca lo echaron y sigue siendo cura”.
Finalmente subrayó Gallego que “estamos logrando que cumpla su pena, eso es algo histórico por el peso de Grassi”.