Este Campeonato es la antesala del Panamericano de Sóftbol que se realizará en Guatemala del 12 al 19 de noviembre próximo, certamen que clasifica a los mejores equipos de América a los Juegos Panamericanos Santiago 2023.
En diálogo con Instinto Amateur la flamante campeona contó sus vivencias.
"Los sudamericanos se hacen casi todos los años y desde 1985 que no se lograba el campeonato. Este proceso empezó en la cuarentena vía zoom y fue complicado porque muchas no teníamos patio para practicar, fue algo difícil".
La capital del softball es Paraná (Entre Ríos) y la mayoría de los jugadoras viven algún tiempo en esa ciudad.
"Empecé mi proceso en el 2013, básicamente vivo más en Paraná que en La Plata. Me había mudado allá y vine a buscar algunas cosas a mi casa y me agarra la cuarentena y pasó casi un año sin poder salir".
" En este torneo, si bien teníamos el deseo de salir campeonas, nuestro objetivo era ir paso a paso. Llegamos invictas hasta el cuarto juego y perdimos el quinto contra Brasil 7 a 0. En la clasificación final se dio un triple empate entre Perú, Brasil y Argentina. Nos volvemos a enfrentar con Brasil y perdimos otra vez. Ellas pasan directo a la final. En el otro partido Curazao le ganó a Perú y nosotras jugamos contra Curazao y le ganamos. Pasamos a la final nuevamente frente a Brasil. En la final nos impusimos 8 a 4".
Carina describe su posición en la cancha."Soy pitcher (lanzadora) derecha. Somos 4 en el equipo todas derechas. Cada una tiene un rol distinto por los efectos y la velocidad. Frente a Brasil en el sexto inning me pegan un batazo y me empatan el partido en 4. Eso pasa porque empiezan a "leer" los tiros y ahí entra otro pitcher que tira otros efectos".
"Casi siempre al pitcher le ponen un bateador asignado. El tema es cuidarlo que no lo golpeen. Suele pasar que si el pitcher tiene un buen partido lo suelen golpear, no sé si a propósito pero pasa".
Amarilla vive en Melchor Romero y cuenta como fueron sus comienzos con el softball. "Iba al colegio de Colonia Urquiza y era todo softball que nos inculcaban desde chicos. Yo jugaba con un primo con una pelotita y un día se me acercó un profesor a preguntarme si jugaba y yo no sabía de que me hablaba. Me dijo estás parada en una cancha de softball y que tenia buen brazo y me invitó a jugar. Así comencé y la primera vez me puse el guante en la mano hábil y va en la otra".
El por qué del número. "La primera casaca que me dieron para jugar en una selección argentina tenía el Nº 62 y salimos campeonas en Bahía Blanca. Por eso ahora elegí ese número para jugar en categoría mayor".
Más allá del logro obtenido Carina Amarilla tiene objetivos que cumplir.
"Jugar fuera de la Argentina es un sueño que la mayoría de las softbolistas argentinas queremos lograr. Algunas Universidades me han mandado propuestas pero por motivos económicos no he podido ir".