En diálogo con Revolución Solar, Farías contó primeramente que su nombre tiene origen Quechua y le fue entregado en una ceremonia con personas mayores de la comunidad. “Traducido al castellano significa Flor Hermosa, pero no tiene una cuestión figurativa, sino más bien con una cuestión de espíritu y de alma”, dijo.
Seguidamente explicó “para nosotros la concepción Pachamama que es la madre contenedora de todo, uno debe honrarla en su cotidiano” e indicó que “la Wipala tiene distintos significados y simbologías, pero lo que más resalta es la unidad en la diversidad: los 49 cuadraditos representan que todos somos iguales”.
Luego, reflexionó “Bolivia es ese pedacito de planeta que no pudieron. La resistencia cultural, ancestral, originaria, indígena y campesina es tan fuerte que a pesar de toda la culturización que hubo en toda Abya Yala (América), sigue resistiendo”. Ante ese marco, destacó que el país hermano “es un ejemplo para el mundo por lo que significa el proceso de cambio que arrancó con el compañero Evo Morales”, y añadió “más allá de honrar a mi ancestralidad femenina, siempre estoy recordando a dirigentes indígenas que me han guiado, formado. Hemos tenido luchas para acceder a derechos como educación intercultural, derecho a la propiedad comunitaria, a poder decidir como nos vestimos, comemos y cómo nos identificamos. Era impensado que pudiéramos poner nombres indígenas hace un tiempo”.
Farías planteó que “la vida misma tiene que ser una celebración y un agradecimiento permanente. Nuestro Inti Taita y nuestra Pacha Mama son quienes nos dan esa chispa de vida y tenemos que honrarla tratando de ser mejores seres humanos, alejados de cuestiones mezquinas, y seguir sombrando en nuestros hijos, nietos y personas que vamos conociendo. Estamos de paso, por eso tenemos que tratar de sembrar y dejar camino para las generaciones que vienen”, concluyó.
