El investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional del Litoral, Rafael Lajmanovich, manifestó que las quemas en las islas del Delta son “un fenómeno recurrente” pero que “ganan la tapa de los diarios cuando el humo llega a capital y apenas se disipa sobre el agua deja de estar en la agenda”. Sin embargo, aclaró que “esto no quiere decir que terminó ni mucho menos porque continúa el período de quema y el año que viene se va a repetir”.
En declaraciones a Asuntos Pendientes, por FM 97Une, admitió que “es muy difícil determinar el origen de los incendios”, aunque enfatizó que “seguro que es un fenómeno antrópico pero no es de una persona que fue a hacer un asado”. En ese sentido, indicó que “es parte de una práctica del ciclo productivo (del ganado) que se realiza ancestralmente pero nunca produjo los impactos que tiene ahora porque estamos en otro contexto ambiental”.
El biólogo explicó que el impacto actual “tiene que ver con la carga de ganado de las islas y la cuestión inmobiliaria que antes no eran tan asidua como ahora”, a lo que se suman “los efectos del cambio en el régimen hidrométrico y climático tan agudo de los últimos años: El río está seco y no llueve”. Por lo tanto, consideró que “los humedales se tendrían que llenar para que esto termine”.
Lajmanovich sostuvo que “la consecuencia en la biodiversidad es catastrófica, tanto animal como vegetal. Hay una presión que está llegando a su límite y esto es la frutilla del postre porque tenemos una tasa de desmonte impresionante, contaminación, caza. Esto corona un proceso de deterioro y destrucción del ambiente y su biodiversidad”.
En ese marco, consignó que “hay que recuperar el funcionamiento de los sistemas ecológicos que mantienen esa biodiversidad” por cuanto que “sembrando un par de carpinchos o plantando un par de árboles no se resuelve esta situación”.