Hilda Victoria Montenegro, hija de Roque Orlando Montenegro e Hilda Ramona Torres, fue secuestrada por un grupo de tareas de la Triple AAA a cargo de el coronel Herman Tetzlaff, durante el gobierno de Isabel Perón. Tras asesinar a sus padres, el militar se apropió de ella junto a su esposa María del Carmen Eduartes y le cambiaron el nombre por el de María Sol Tetzlaff. También, Tetzlaff entregó a Horacio Pietragalla Corti, otro nieto restituído por Abuelas de Plaza de Mayo, a una empleada doméstica que trabajaba en su domicilio, luego de que Horacio Pietragalla y Liliana Corti fueran asesinados en el marco del genocidio. Por lo cuál, Victoria y Horacio compartieron décadas sin conocer su verdadera identidad.
En diálogo con Lalalas, la hoy legisladora del Frente de Todos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, rememoró los años de su niñez y adolescencia.
"En el contexto familiar estaba muy naturalizada la violencia. Mi familia biológica, mis abuelas y tíos, con mucha paciencia desde que me encontraron pudieron acompañar un proceso que es muy doloroso, porque todos los días durante 25 años le decía mamá y papá a dos personas que cumplían ese rol" y ello plantea otro escenario distinto "a la construcción que uno tenía respecto a su historia, entonces descubrir que ni era tu papá ni que era bueno, el tiempo que lleva entenderlo y hacerlo carne, es un proceso bien complejo".
El apropiador de Montenegro falleció en 2003, y su apropiadora en 2011.
"Yo aparezco en el año 2000, con 25 años, ya casada y con 3 hijos, fue bien complicado en un país donde todo era distinto. Hoy di una charla con secundarios y conté que mientras se desarrollaba mi causa, los genocidas iban a la tele a contar como tiraban compañeros de los aviones y después se iban a tomar un café", dijo, al tiempo que agregó "más allá de la verdad, que si bien moviliza y duele, no odio a nadie, ni a mis apropiadores, pero sí mi amor de hija está con Toti y con Chicha que eran mis padres".
Luego refirió anécdotas que dan cuenta del clima de violencia naturalizada que se vivía en el contexto familiar.
"El primer libro que aprendí a leer de muy chiquita era Y el próximo será usted, que hablaba sobre las formas en la uno tenía que cuidarse y protegerse de una posible ataque terrorista, y yo estaba muy formateada en ese sentido: sabía que cualquier hombre con pelo largo, con barba o desalineado estaba del otro lado, y lloraba porque mi hermana que estudió arte tenía muchos amigos hippies, y no había problema con mi hermana, el problema era conmigo. Tenímos que pedir permiso para cortarnos el pelo, mi hermana tenía un pelo largo hermoso, cuando cumplió 18 años se tiñó de 3 colores, se hizo la permanente y con ella no había problema, conmigo era un drama cualquier acercamiento a ese mundo de la otredad", recordó.
Imagen de archivo, Hilda Ramona Torres, Victoria Montenegro y Roque Orlando Montenegro.
"La marcha de la bronca"
"Mi hermana escuchaba casettes escondidos y para mí todas las marchas eran buenas, las militares. Mi hermana estuvo todo el día escuchando La Marcha de la Bronca de Pedro y Pablo, y fuimos a El Campito, que era una casa de fin de semana. A la noche aburridas empezamos a cantarla 'Marcha, 1...cuando llego al 2, mi papá me da una cachetada que me puso la cara en la nuca, esos cachetazos que te acordas toda la vida, medía 2 metros y pesaba 150 kilos, imaginate la mano de ese tipo", expresó.
Años más tarde, un día el hijo de Montenegro estaba escuchando música en la computadora, Victoria se acercó para bajar el volúmen "la puse bajito, si un paso, volví y subí el volúmen bien fuerte", recordó.
Respeco a su apropiadora, comentó "Mary tenía una cuestión muy complicada con la violencia, en realidad todo el entorno, íbamos a cenar afuera y cuando era la hora del postre siempre discutían y él gritaba mucho, mi mamá lloraba y él siempre terminaba las discuciones con él poniendo en arma sobre la mesa, y como siempre estaba al lado de mi mamá el arma me apuntaba a mí. Nos pegaba palizas que nos dejana en cama por una semana por sacarnos un 8 en exámentes; menos de 10 era fracaso. Después te regalaba un bebé de Yolibel. Era una violencia naturalizada que en cierta forma hasta te daba una especie de seguridad, porque sabías que después de eso venía el helado o el juguete".
Al día de hoy, Montenegro continúa teniendo contacto con su hermana. "Ella es adoptada ilegalemnte, en esa época se podía comprar niños. Mi paropiadora cuando era chica, le lavaba las rodillas con jabón blanco y lavandina para que se le aclaren. Nos hablamos, es difícil porque cuando hablamos sobre aquellos años es capaz de decir 'no es tan así', 'papá es un dulce', yo le decía que 'había matado mucha gente', pero es su proceso, ella sabe que cuenta conmigo cuando lo necesite", concluyó.
"Así soy yo", por Victoria Montenegro
En la foto de arriba, Victoria Montenegro siendo bebé junto a Horacio Pietragalla Corti, ambos compartieron su niñez sin saber que habían sido apropiados. Tras ser restituídos sus caminos continuaron el mismo rumbo como militantes y dirigentes, hoy por el Frente de Todos.