En diálogo con Historia Nocturna el académico que también dirije la Revista Mestiza de la Universidad Arturo Jauretche, contextualizó "en septiembre de 1930 había habido un golpe cívico militar importante contra el gobierno de Hipólito Yrigoyen, la dicatadura de Uriburu había impuesto la ley marcial condenando a pena de muerte a quienes militaran en contra de la dictadura". Previamente, "en la década del 20 hubo cierta disperción del sindicalismo y una progresiva y leve decadencia del anarquismo que va a tener un golpe muy fuerte por la dictadura".
Luego, "las dos corrientes más importantes son los socialistas que tenían una expresión partidaria y sindicalistas revolucionarios. Estos últimos plantean idependencia de los sindicatos respecto de los partidos políticos, revolución contra el capital y la sociedad útopica que sueñan es la organización sindical del presente: las organizaciones sindicales son una nueva base de la sociedad. Al ser directamente negociadores del movimiento obrero a través del sindicato y no a través del gobierno, son capaces propensos a negociar y acordar eventualemente con las patronales y con el estado".
Estadísticamente, "para una población de 17 millones de personas habían 250 mil afiliados a sindicatos, durante el peronismo llegó a 2 millones y medio, multiplicándose por 10". También, Sala indicó "Argentina es uno de los países que tiene mayor tasa de sindicalización en el mundo, a pesar de la informalidad del trabajo, es la segunda después de Uruguay en América Latina. En Europa Islandia, Suecia, Finlandia y Bélgica tiene índices mayores, pero las cifras más cercanas indican que un 28% de la fuerza de trabajo está sindicalizada. Hay un 40% de trabajo informal, y un 28% que lo hace de manera formal está sindicalizado, teniendo en cuenta que ha bajado el nivel de mano de obra industrial y se ha incrementado el sector servicios".
Finalmente, analizó "hoy el sujeto clase trabajadora se divide en dos grandes universos, asalariados formales y de la economía popular, ese sujeto que antes se convocaba a partir de su propia materialidad, hoy no se puede convocar desde el trabajo formal porque muchas veces las demandas y conquistas de los trabajadores formales son antagónicas o contradictorias con las de los informales, por lo tanto hay un problema para construir un sujeto político".